Excesivo y doble cinismo
Cinismo multiplicado por cinismo puede decirse que es el espectáculo que presenciamos estos días, políticamente lamentable, en el juicio de las tarjetas opacas que se está celebrando y en las reiteradas manifestaciones del lenguaraz Pablo Iglesias. Pero vayamos por orden.
Para comenzar nos detendremos en las famosas tarjetas "black". La resentida ciudadanía contempla estupefacta el juicio que se sigue contra la legión de ex consejeros de Caja Madrid, dirigentes de los engaños preferentes. A la mayoría de los encausados no se les cae la cara de vergüenza y se jactan, incluso cuando con cierta altanería contestan a las preguntas del fiscal, de su honrada condición, pues, casi todos, pertenecen a la españolísima saga de "usted no sabe con quién está hablando".
Las explicaciones de los gastos escandalosos son tan variadas --complementos de los sueldazos, gastos de representación, disposición de los propios emolumentos, etc--, que es muy difícil no creer de que estaban expoliando a la entidad que debían aconsejar y que terminó rescatada por una millonada de euros salida de los bolsillos de todos los españoles.
La otra manifestación del cinismo que criticamos la está protagonizando el todavía jefe de Podemos, al amagar con la ruptura de los pactos autonómicos y municipales que mantiene con el PSOE, si éste "entrega el Gobierno al PP" (como así va a suceder dentro de escasa horas). Se necesita desfachatez para decirlo sin que le tiemble la voz, cuando todo el mundo sabe, y es necesario no parar de repetirlo, que, si en el pasado mes de marzo se hubieran abstenido, sin tener que renunciar a su populismo, el Partido Popular estaría desde entonces en la oposición.
Por tanto, el único, el absoluto, el decisivo responsable de que vuelva al Gobierno Mariano Rajoy Brey, se llama Pablo Iglesias Turrión, pues nadie como él tuvo en su mano haberlo evitado.
Ojala pues que en los dos casos: tarjetas "black" y política, los contribuyentes lo tengan siempre muy presente.
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