Sólo pido lo que me corresponde
¿Se imaginan tener reconocida una gran invalidez y no poder cobrar la pensión de gran invalidez después de estar trabajando durante 25 años? Ese es mi caso y me encuentro en un callejón sin salida.
Tengo 51 años y en 1985, con 20 años, tuve un accidente que me dejó con una tetraplejia y con una gran invalidez reconocida con una minusvalía del 86%. Como estaba estudiando y nunca había trabajado asegurado me quedó la pensión no contributiva.
En 1988 empecé a trabajar como vendedor en la ONCE y al cobrar un sueldo tuve que renunciar a esa pensión, cosa que me parece lógica. Después de estar trabajando durante veinticinco años tuve una lesión añadida que me incapacitó para seguir desarrollando mi actividad laboral.
La Seguridad Social, con fecha 19 de junio de 2013, declaró incapacidad permanente absoluta para todo tipo de trabajo con derecho a percibir las correspondientes prestaciones, por lo que se me concedió la pensión absoluta.
Presenté un recurso (num. 988/2013) para poder cobrar la pensión de gran invalidez y el Juzgado de lo social num. 4 de Oviedo con fecha 16 de junio de 2014 resolvió a mi favor concediéndome dicha pensión.
La Seguridad Social presentó un recurso (num. 2034/2014) contra dicha sentencia y el Tribunal Superior de Justicia de Asturias sentenció en fecha 24 de octubre de 2014 a favor de dicho recurso y revocar la sentencia anterior por lo que me denegaban la pensión de gran invalidez que sólo pude cobrar apenas cuatro meses.
Ante tal situación presenté un recurso de casación (num. 3907/2014) ante el Tribunal Supremo, el cual con fecha 19 de julio de 2016 sentenció desestimarlo (Sentencia num. 675/2016).
Ya no hay posibilidad de más recursos. El motivo por el que desestiman darme la pensión de gran invalidez es que cuando empecé a trabajar yo ya tenía una gran invalidez y aunque reconocen que mi estado empeoró hasta el punto de tener que dejar de trabajar, mi situación es la misma que cuando empecé. No sólo no se reconoce el mérito que tiene empezar a trabajar con una tetraplejia y el esfuerzo añadido que supone desarrollar dicho trabajo durante veinticinco años, sino que además es un agravante a la hora de cobrar la pensión.
No logro entenderlo, si bien yo ya tenía una gran invalidez cuando empecé a trabajar, eso no me supuso ningún beneficio económico con respecto a otras personas sin ningún tipo de minusvalía. Yo cobraba mi sueldo sin ningún incremento por el hecho de ser un gran inválido, es más, como dije al principio al empezar a trabajar tuve que renunciar a la pensión no contributiva, lo que supuso un gran ahorro a la Seguridad Social. No logro comprender por qué ahora que lo necesito se me niega la pensión que pienso que me corresponde después de estar trabajando y cotizando durante todos estos años.
La diferencia entre cobrar o no cobrar la pensión de gran invalidez se traduce en una diferencia de 937,29 euros mensuales, dinero que por otra parte estaría destinado a pagar la nómina y el seguro de la asistencia que necesitamos en casa (convivo con mi madre que tiene 94 años y padece alzheimer) y estoy pagando, por lo que me supondría un gran alivio económico. Además, parte de ese dinero volvería a las arcas de la Seguridad Social al pagar el seguro de dicha asistencia.
Sólo quiero comprensión y justicia, pues creo que lo que pido es lo que me corresponde.
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