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Por favor, un poco de empatía

28 de Octubre del 2016 - Laura Collado Fernández (OVIEDO)

Hoy es mi día de reflexión, después de reunirme ayer con madres que están en mi misma o similar situación. Llegué a casa asombrada por las historias que allí había escuchado, y que todas compartían lo mismo: incomprensión, rabia, culpa.

Me voy a presentar: soy una madre con un largo recorrido detrás, asistiendo a cursos, conferencias, para poder adquirir conocimientos sobre la mejor manera de abordar los trastornos de aprendizaje y conducta que sufre mi hijo, para ser más exactos: TDAH y dislexia.

Algunos pensaréis, ¡ya está aquí la madre de turno que quiere y reclama que a su hijo se lo den todo en bandeja! Pues no.

Todos los cursos, asesoramientos... que he hecho, lo he considerado oportuno, porque creo que para poder educar a mi hijo de la manera más adecuada pienso que está bien aprender estrategias y métodos que puedan beneficiarnos tanto a mi marido como a mí y, por consiguiente, a nuestro hijo. ¿Verdad que cuando un médico le diagnostica a una persona colesterol alto le da una serie de pautas a seguir? Pues bien, como a nosotros nadie nos dio nada cuando nos dijeron lo que tenía nuestro hijo, hemos considerado oportuno formarnos por nuestra cuenta.

Con esto, ¿qué quiero decir?:

Quiero pedir que todos los docentes que forman parte de la educación de los niños y adolescentes que sufren TDAH, dislexia y en general cualquier tipo de necesidades educativas de apoyo específico (NEAE), se formen, porque de ellos depende que estos alumnos puedan demostrar todo el esfuerzo diario que desempeñan, y que puedan rendir mejor académicamente, porque a todas las personas si nos dicen qué pautas son las mejores y más beneficiosas para conseguir el resultado más adecuado, nos están facilitando nuestra labor en esos casos. Además, esto no sería para beneficiar a ningún alumno con respecto a los demás, sino para ponerlo en igualdad de condiciones, porque ¿verdad que a los alumnos que tienen un problema de visión no les mandan quitarse las gafas para que estén igual que sus compañeros? No, sólo se las dejan puestas para adaptarse a su problema.

También les pediría un poco más de empatía hacia los alumnos y hacia nosotras las familias. Que intenten ponerse en nuestra piel por un momento (aunque cueste) y que intenten ver toda la frustración que sienten estos alumnos cuando un docente les dice a diario que son unos vagos, o sentir vergüenza cuando sus compañeros se ríen de ellos por no poder leer o escribir bien, o sentirse solos por que sus compañeros dicen que son maleducados, por sentirse agotados por no poder dormir bien pensando en qué pasará mañana en clase o por sentirse frustrados porque todo su esfuerzo no ha servido para nada en el examen, o avergonzados porque se les ha olvidado un trabajo importante en casa y su profesor le dice que es una excusa, delante de sus compañeros o... todos sentimientos pesimistas que puede que en un futuro no muy lejano les lleven a querer tirar la toalla con sus estudios.

Para eso, creo que los orientadores de los colegios e institutos tendrían que llevar a cabo una valoración exhaustiva y acertada para detectar posibles síntomas que pudieran estar llevando a estos alumnos a un posible fracaso escolar, y que una vez hecha, se hiciera un seguimiento para cerciorarse de que todos los docentes que imparten clase a esos niños estuvieran informados de todas las adaptaciones y cambios metodológicos que tuvieran que seguir para poder lograr que obtuvieran un adecuado resultado a todo su esfuerzo. Porque la mayoría de las veces somos las familias las que, año tras año, profesor tras profesor, tenemos que ir explicándoles el tema, obteniendo en muchas ocasiones una reacción negativa por parte de los docentes, que creen que nosotros no tenemos que decirles cómo desempeñar su trabajo (y en parte tienen razón, porque tendrían que ser los directores y orientadores de los centros).

Por todo lo anterior, creo que desde la Consejería debería elaborarse un protocolo de actuación (de obligado cumplimiento) para los casos en los que se presenten necesidades educativas de apoyo específicos.

No quiero terminar sin aclarar lo de obligado cumplimiento, porque a día de hoy ya existe un protocolo y guía de actuación en casos de alumnos con TDAH colgado en Educastur y que la mayoría de docentes desconoce, porque al no ser obligatorio su uso sólo se interesan, en tan siquiera leerlo, los docentes más sensibles con los casos.

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