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José Manuel González Torga, el periodista esencial

30 de Octubre del 2016 - Carlos Cuesta

Estaba cargado de días y en su morral de hombre aplicado y responsable las actividades e iniciativas estaban a rebosar. Todo en su vida estaba medido y con paso firme y directo iba alcanzando sus propósitos en el campo de su profesión más amada, el periodismo. Desde sus inicios en el "Hoy" de Bajajoz, hasta la jefatura de los informativos de TVE, pasando por "Nuevo Diario" y la Agencia Central Press, entre otras labores mediáticas en RNE y Radio Exterior de España, J. M. G. Torga fue un trabajador incansable y un acertado maestro de periodistas, pues siempre estaba al lado de las nuevas generaciones de profesionales con el apoyo y la docta orientación. En TVE, que es mi casa, en la época del oresidente Suárez demostró su valía y su temperamento para conseguir unos informativos maduros, independientes y plenos de calidad. La realidad es muy tozuda y los hechos son incontestables. J. M. G. Torga sabía de su empeño profesional y el reto que tenía delante, circunstancias que le granjearon el afecto de todos, incluidos los sindicatos que vieron en este periodista una persona cabal y esencial en sus formas y actuación.

En los últimos años, J. M. G. Torga se dedicó a la enseñanza del periodismo en la Universidad CEU San Pablo de Madrid, siendo un docente riguroso en sus planteamientos, pero pedagógico y didáctico en sus enseñanzas. Sus discentes lo suelen comentar con frecuencia en alguna que otra tertulia radiofónica o televisiva y lo señalan como un ejemplar profesor por sus conocimientos y por su estilo a la hora de las explicaciones pertinentes.

J. M. G. Torga fue un leonés circunstancial con raíces profundas en Asturias, en concreto en la villa sidrera de Nava, en donde la saga de los Torga es muy conocida y cuenta con mucho predicamento popular. A este rincón astur acudía J. M. G. Torga todos los veranos a pasar unos días y a disfrutar del alma naveta de las pomaradas y la etnografía local, junto a sus paisanos y familiares. Llevaba a Asturias en su cabeza y siempre estaba al tanto del acontecer regional con sus gustos y disgustos desde la atalaya matritense. No le gustaba observar a su región inmersa en problemas estructurales y casi siempre la última de la fila y ofertaba soluciones como hombre renacentista por convicción para salir del marasmo. Y solía decir que Asturias necesitaba gentes con más empuje financiero, creer más en nosotros y gestores políticos con olfato decisorio para alcanzar cotas de progreso y modernidad.

En mis frecuentes viajes a Madrid, la llamada matinal era a J. M. G. Torga para saludarlo y vernos unas horas en el ambiente cosmopolita de los cafés Hontanares, Viena Capellanes o el Círculo de Bellas Artes, entre el café lechero y el anís Chinchón con varios compañeros de profesión en donde no faltaba Luis Romasanta, actualmente metido a temas tributarios como interventor general del Estado pero con la mente puesta en el periodismo primigenio del diario Pueblo. Esas tertulias vespertinas con la cabeza pensante de J. M. G. Torga de introductor de temas variados, políticos, filosóficos, vitales, turísticos o gastronómicos, con su memoria, sus anécdotas, suponen unos recuerdos indelebles que ya no volverán y que han representado para mí la esencia verdadera de la actual España con la palabra certera y visionaria de un hombre sabio como era J.M.G.Torga,la pluma con más experiencia de la transición española y todo un referente legítimo para el que quiera conocer a fondo esa etapa fundamental de nuestra historia reciente.

J. M. G. Torga se ha ido a ese destino bíblico en silencio, como se van los hombres justos que no quieren molestar. Tenía en su mochila de viajero incansable miles de acciones buenas para ofrecer a todos los amantes del conocimiento terreno que quisieran beber de sus inagotables fuentes del saber. Con la noticia caliente del óbito del amigo, del compañero, del maestro, la orfandad me ahoga y me revuelve las entrañas. No puedo creer que un hombre con su estilo de vida y su engranaje natural nos haya dejado... La vida es así y los designios que nos controlan convierten momentos transitorios y normales en realidades incomprensibles. Desde la Federación de Periodistas y Escritores de Turismo (FEPET), de la que era un miembro activo no te olvidaremos, lo mismo desde la asociación de corresponsales iberoamericanos donde era su presidente. Uno de los grandes periodistas españoles nos ha abandonado una mañana otoñal en ese Madrid tan afecto para él y siempre con el pensamiento puesto en su terruño asturiano. Estos días me lo comentaban varios compañeros hablando de J. M. G. Torga. Se murió una persona de gran calidad humana y con un bagaje cultural impresionante... Y además era bueno y hospitalario. Su libro: "El periodismo en el laberinto", ya forma parte de los exigentes ejemplares de las facultades de Periodismo. Que es mucho. Estimado J. M. G. Torga, por la tarde quedamos en Hontanares. Sé feliz...

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