¿Merece la pena, Ana Rivas?
Soy uno del 65 o 70 por ciento de los habitantes de la ciudad de Oviedo que recicla sus residuos. Tardé en incorporarme a este sistema por diversos motivos, pero, evidentemente, las campañas promovidas (folletos, televisión, etcétera) acabaron disciplinándome. Tienes que retener en tu domicilio envases y papel hasta el día que corresponde su depósito, no como la basura orgánica, de la que te deshaces cada día, ocupando sitio, molestándose en clasificar, incluso pequeñas riñas, pues no todos en casa aprobaban el sistema de reciclar.
Y he ido observando cómo, con el paso del tiempo (de dos años para acá), los cubos de reciclado eran cada vez más utilizados, vamos, que la gente participa más de esta iniciativa.
¿Merece la pena? Reciclar para que un grupo de facinerosos (rumanos, españoles) pasen por la calle rompiendo las bolsas, echando a perder el reciclado al mezclarlo con la basura orgánica. Facinerosos que si continúan a sus anchas, haciendo lo que les da la gana, sin respetar las ordenanzas municipales, bases para una convivencia civilizada, es porque usted, Ana Rivas, o no ve el problema o no está capacitada para llevar la concejalía.
Ciudadanos que sacan basura a deshora, por la mañana, de la que van al trabajo, por la noche, después de pasar el camión de la basura, negocios de hostelería que depositan las bolsas en el suelo, sin cubos, que las comunidades estamos obligados a utilizar. Ciudadanos que no recogen la mierda de sus perros, que queda plantada muchas veces delante de negocios, al lado de los portales, etcétera. En las zonas verdes, donde el jardinero se entafarra al pasar la desbrozadora, donde al limpiar los cortacéspedes a mano, no retira la hierba cortada, sino un amasijo de hierba.
Aplique las ordenanzas y sancione, que esto es una tomadura de pelo, y que usted si quiere puede acabar con estos comportamientos de un plumazo. Nunca mejor dicho.
Juan Ignacio Castro Martínez
Oviedo
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