Nada ocurre porque sí (Espinar)
La mayoría de los hechos responden perfectamente a causa y efecto, todo bajo la lupa del análisis partidista e interesado; donde la maquinaria del desprestigio se pone en marcha al servicio del poder, sin medida y magnitud.
Exagerar y mentir, por un mismo camino suelen ir
Siempre hay que denunciar las corruptelas y las malas artes de nuestros políticos, pero de ahí a padecer durante varios días en todas las portadas de prensa, invertir horas en televisión en programas de prestigio y debate sobre el tema del piso de Ramón Espinar es cómo para mirarnos muy bien en manos de quien está nuestra sociedad y democracia; ya que no es entendible tan exageradamente poner en tela de juicio la reputación de este joven de Podemos por vender un piso ¿Díganme el delito que cometió? ¿Díganme si ustedes en su lugar, no hubieran hecho lo mismo? Bueno ¡Quizás! Los políticos convencionales, esos que se repartían sobres en negro cada dos meses, lo hubieran regalado, reglado ¡por los cojones!
En un País donde hemos padecido la especulación inmobiliaria, la corruptela más generalizada y donde los mismos que ponen la maquinaria a funcionar en contra de estos jóvenes están siendo investigados o compartiendo espacio, tiempo y alegrías, con sujetos que, no vendieron un piso: podrían vender a su madre si fuera el caso. En un País cómo éste, no puede ser que estemos masacrando a este chico por ganarse 19.000 euros en una operación regulada por Ley, con todos los permisos, incluido el precio de venta. Y si lo llevan por lo de protección oficial, aparte de que él pidió todos los permisos pertinentes ¿Qué me dice de la Botella, por venderlos a fondos buitre? Los de alquiler, no propios ¡Estarán orgullosos de su vara de medir!
Algo ocurre, la prensa exagerada no es creíble. La magnitud en estos temas tiene que tener un peso sobre la información. Decía Aristóteles: Enojarse es fácil, pero enojarse en la magnitud y proporción adecuada, con la persona adecuada, en el momento adecuado eso es cosa de sabios.
Nunca mejor este proverbio japonés: Si vas a creer todo lo que lees, mejor no leas.
Para esos jóvenes que están intentando hacerse un hueco en la política, ser ellos los que yerren por sí mismos, decirles que sufrirán desprestigio cómo el de Espinar, incluso Ministros que fabriquen pruebas en su contra, o rebusquen en el pasado de su corta vida alguna incorrección (que seguro todos tenemos) para elevarla a comparativa a la de sus golfos. Les llamarán populistas, radicales, incompletos e incluso alguno irá más allá. Por ello, les aconsejo oídos sordos, dedicación plena y no dejarse achicar por carcamales que no quieren perder sus prebendas si ustedes llegan a ocupar su sitio, lugar que les corresponde por Ley de vida.
Una juventud atenazada por las críticas, que no sabe abrirse paso para planificar su propio porvenir, no merece nada. En esta vida lo increíble es cotidiano, lo imposible puede ser posible si lo intentamos. Todos somos carne de cañón, si rebuscan en nuestras miserias, solo los más golfos las usan cómo referencia, tratando de beneficiarse del olor de la mierda que ellos mismos desprenden.
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