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Don Juan Negrín López y Asturias

15 de Diciembre del 2009 - José Luis Velasco Coto (Gijón)

Cuando el mes pasado leí en LA NUEVA ESPAÑA que el Ilustrísimo Ayuntamiento de Gijón e Izquierda Unida van a hacer un homenaje a Negrín, lo primero que hice fue ir a ver en la Enciclopedia Asturiana quién era este personaje y qué beneficios le había hecho a este Ayuntamiento. Nada, esta enciclopedia ni lo nombra. Sigo y voy al Diccionario Enciclopédico Salvat del año 1987, y en él me informo: que nació en Las Palmas en 1892 y que falleció en París en 1956, médico y político, se especializó en Fisiología en la Universidad de Leipzig (Alemania). En 1929 ingresa en el PSOE, fue ministro de Hacienda de septiembre del 36 a mayo del 37. Como tal fue el principal inspirador del traslado del oro de España a la URSS (a los dos meses de empezar la Guerra Civil). Tras la crisis de 1937 formó Gobierno con los comunistas, excluyendo a la UGT y la CNT (sic). Y mucho más, pero de Asturias, nada, y de Gijón, tampoco. Yo me pregunto: ¿por qué no le hacen el homenaje en Las Palmas?

Así que sigo tratando de informarme y voy a un libro de dos tomos titulado «La Guerra Civil española», de Hugh Thomas, profesor de Historia en la Universidad de Reading. Fue publicado este libro en Barcelona en el año 1976. Cita a este señor en más de 120 páginas, hasta hace referencia a una cantante llamada Emérita Esparza que vivía con él en el palacio de Pedralbes en Barcelona, sirviéndole de enlace en sus contactos con Berlín. «El día 9 de septiembre, mientras se hallaba en Zúrich asistiendo a una conferencia de fisiólogos, se entrevistó en secreto con un emisario de Hitler» (sic). Pero de Asturias, nada, y de Gijón, tampoco.

En una nota publicada por LA NUEVA ESPAÑA el 25 de octubre del 2009 se da la noticia de la devolución del carné a Negrín y se acusa a la dirección del PSOE de que cometiera una injusticia, reprochando al asturiano Indalecio Prieto el haberle acusado ser una marioneta de la Unión Soviética: don Inda nació en Oviedo en el año 1883, se afilió al PSOE en 1919, por lo que era diez años más antiguo que Negrín en el partido.

En 1932 fue director del periódico «El Liberal», fue diputado, destacando sus intervenciones en las Cortes. Como miembro del Ejecutivo de su partido se opone a la dictadura de Primo de Rivera. En el año 1934 consiguió hacer que un buque, sacado del desguace (el «Turquesa») llegara cargado de armas desde Cádiz a un puerto de Asturias, para que los mineros asturianos dispusieran de armas y así hacer la Revolución de Octubre. Tras el triunfo del Frente Popular (en febrero del 36) tuvo una actuación muy destacada en la sustitución de Alcalá-Zamora por Azaña en la Presidencia de la República.

Fue ministro de Marina en 1936 y en mayo del 37 pasó a ocupar la cartera de Defensa con el Gobierno Negrín, falleció en México en el año 1962. Con este currículum (que para sí lo quisieran muchos socialistas modernos) es difícil de creer que don Indalecio se equivocara. Dicen en ese mismo escrito que el señor Negrín se llevó muy bien con Azaña hasta 1938, cuando «sus posturas se enfrentaron». Se enfrentaron porque don Manuel Azaña y los dos ministros que le acompañaban en Francia querían que Negrín liquidara la guerra. Que cesara esta sangría inútil; lo mismo que le pedían don Julián Besteiro, ex presidente del PSOE y ex vicesecretario de la UGT. Y otros socialistas.

En este mismo escrito el señor Guerra se contradice o, mejor dicho, lo deja claro, dice, por un lado, que «ahora ya se sabe que los republicanos tenían perdida la guerra», y, por otro lado, dice que «sus posturas se enfrentaron a causa de la prolongación de la guerra» (sic). Alfonso Guerra.

Don Juan Negrín se había comprometido con los comunistas (sus propios compañeros le llamaban el Lenin español) y querían hacer coincidir nuestra Guerra Civil con la II Guerra Mundial, que se veía cercana. Éstas eran las antagónicas posturas que cita Guerra.

Triunfó la del señor Negrín, desobedeciendo al Presidente, y a costa de miles de víctimas inocentes por prolongar la guerra un año más.

En otro escrito del diario «El Mundo» del mes de julio de 2004 viene publicada la muerte de Rómulo Negrín, hijo de don Juan, a los 87 años de edad, ocurrida en Guadalajara (México). Dice que seguía con sus actividades políticas, y la más destacada de éstas fue la entrega que hizo al Gobierno franquista de un paquete, después de la muerte de su progenitor, ocurrida en París en 1956. El paquete contenía el informe con recibos y al detalle de las operaciones que el Gobierno de su padre realizó con el oro español y otras divisas. Parte del oro había sido depositado en un banco ruso, en la capital gala.

Señora doña Paz Fernández Felgueroso, con todos los respetos, le han colado un gol por la mismísima escuadra, cuando se entere don José Luis Bardales va a poner el grito en el cielo, porque no le gustan los despilfarros, y este homenaje nos va a costar un pastón a los sufridos contribuyentes gijoneses. ¿O va a correr su nieta (la de Negrín) con todos los gastos?

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