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Los malos deberes según Ángeles Caso

8 de Noviembre del 2016 - M.ª Pilar Balsera Riesgo (Llanera)

En educación, como en otros campos, supongo, pero en éste de una manera muy especial, nos movemos por modas. En este momento "lo último" es acabar con los deberes, o con los "malos deberes", como dice Ángeles Caso en su artículo, en el Magazine del 23 de octubre. Que es urgente abrir un serio y profundo debate sobre el tema educativo, en este país y posiblemente en otros de nuestro entorno, es algo en lo que coincidimos muchos y estamos convencidos de que esto no se resuelve con una nueva ley, que será peor que la anterior, si cabe, pues es lo que llevamos viendo en los últimos años. Sin embargo, pienso que la reciente moda de focalizar el problema en los excesivos deberes para casa es ridícula y bastante peligrosa. Hablo de la etapa de Educación Primaria, que es la que conozco profesionalmente, aunque como madre podría hablar también del resto. Los alumnos suelen llevar alguna tarea para terminar en casa pero con unos requerimientos de tiempo que nada tienen que ver con lo que últimamente se escucha o se lee. Y si en algún caso existe el abuso, habrá que intentar solucionarlo allá donde suceda. Seguro que hay formas y lugar. Seguramente los enseñantes entendemos que dadas las circunstancias de nuestras aulas es necesario y beneficioso para el alumno un tiempo en su casa para un trabajo personal que afiance ciertos aprendizajes. Ha de tenerse en cuenta que un porcentaje del horario escolar se destina a materias más lúdicas o relajadas, que no menos interesantes. No todo es Matemáticas, Ciencias o Lengua. Los tiempos en las aulas para adquirir determinados aprendizajes se quedan escasos. Diferentes circunstancias como alumnado con déficit de atención, con hiperactividad, problemas de conducta y otras casuísticas hacen que se pierda tiempo en cuestiones que es necesario abordar y resolver. Ángeles Caso opina que estas tareas para casa acrecientan la brecha que existe entre los críos de familias con recursos intelectuales y los críos de familias con menos. ¿No será justamente lo contrario? Los alumnos con ambiente familiar más rico intelectualmente necesitan menos esas tareas complementarias y además es posible que si la escuela no se las proporciona ellos mismos las requerirán en otros ámbitos. Por ilustrar con un ejemplo, los recursos intelectuales de la familia de la articulista y los de la mía eran muy diferentes. De no haber sido por la exigencia de aquellos que fueron mis maestros, a los que siempre estaré agradecida y por la colaboración de mi familia, no estaría ejerciendo una profesión que me apasiona ni contestando al artículo que tan poco me gustó, no ya por el poco peso de las manifestaciones como por la irresponsabilidad con que se trata un tema educativo serio. Esta guerra de "No a los deberes" que terminará marcándonos la ruta a los docentes, ¿no va a perjudicar especialmente al alumnado familiarmente más desfavorecido? Esta moda, ¿no lleva implícita una ideología clasista con la intención de dejarse a muchos en el camino para que llegar a la meta sea más fácil para otros? Llama también la atención que al hablar del excesivo horario al que los niños de hoy están sometidos no se hace valoración alguna sobre la abundante cantidad de actividades extraescolares en las que habitualmente participan o sobre el tiempo que dedican a jugar solos con una máquina. Desde aquí me gustaría hacer un llamamiento a las familias para que reflexionen sobre el tema y no se dejen manipular por nadie. En sus manos está el futuro de sus hijos. No dejen que otros lo decidan, que lo harán a poco que se descuiden. Los enseñantes haremos lo que nos dejen hacer, ni más ni menos. Estoy segura de que muchísimas familias están de acuerdo con mis planteamientos. Día a día me lo transmiten los padres de mis alumnos. No se trata de robarles la infancia, ni mucho menos, pero de su formación depende su futuro, cada día más. Y aunque hay mucho que cambiar y que mejorar en nuestra escuela, la formación nunca será sin esfuerzo ni dedicación. Termino con la sensación de que tal vez deba pedir perdón por opinar, siendo docente. Sobre educación cualquiera puede opinar ex-cátedra. Como todos pasamos por las aulas, en su momento, todos sabemos, no tanto, sino más.

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