Relevo en la Casa Blanca
Esperanzados por las encuestas, bien creímos que Hillary Clinton iba a ser la inquilina de esta poderosa mansión USA, pero no fue así. Por los pelos lo es ahora el multimillonario Trump, al que le salen los dólares hasta por las orejas. Pudieron más las perras del hombre que la gran preparación política, social y competente de una mujer, guapetona por añadidura. La indicada, además, para el importante cargo presidencial por los otros altos cargos ejercidos por ella hasta ahora, como el de secretaria de Estado. Reñida ha sido la campaña electoral, en la que el ricachón contrincante de Hillary no jugó limpio, y en los debates por ambos sostenidos ella fue siempre correcta y educada. Él hizo uso de su machismo y de su soberbia millonaria. Por cierto, que con un millonario en la Casa Blanca negras las van a pasar los currantes. Sí, porque seguro que los intereses y cuestiones de los que tienen perras tendrán una preferente atención y solución a los de los demás, el pueblo llano, como suele ocurrir en todas partes. En cambio, Hillary llevaba en su programa todo lo contrario, con la prioridad de acabar con el hambre y cuantas necesidades hay en su pueblo. Que conseguiría si para ello contara con el respaldo político y económico que iba a necesitar.
Por si fuera poca la preparación que Hillary tiene para sustituir a Obama, el negro que ocupó la Casa Blanca hasta ahora, hemos de considerar y tener en cuenta que su marido fue presidente de los EE UU (tremendo fue aquel escándalo suyo, en el salón Oval, con una cachondona becaria, que Hillary asumió con dignidad, chafando así a todos cuantos esperaban una ruptura matrimonial en la Casa Blanca), y seguro que ella aconsejaría a su infiel marido en serias cuestiones o problemas. Vamos, que le sacaría las castañas del fuego en muchas ocasiones. Se dice que detrás de un gran hombre suele haber siempre una gran mujer, y él, bueno, un hombre nada más.
Ya en otra ocasión hemos dicho aquí que llegará un día en el que la mujer gobernará en el mundo, en todos sus continentes y países, porque el hombre no lo ha podido hacer peor y más desastrosamente. ¿Alguien se puede imaginar que si la mujer gobernara, por ejemplo, en la bolivariana Venezuela, Corea del Norte, Irak, Siria o Afganistán serían lo que son hoy estos conflictivos países? No. Ellas evitarían las guerras, el terrorismo y cuanto hoy divide a pueblos y gentes, consiguiendo, por tanto, que la paz reinara en el mundo. Y no digamos lo que ello supondría en este carpetovetónico país si en la Moncloa estuviera una mujer. Nada, que desde Podemos hasta el PP, hala, todos a dar suela, a correr como galgos, y a olvidarse de volver. Qué pena que esto no pueda ya hoy suceder.
Y un pulso por la mujer.
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