¿Qué clase política tenemos?
La que nos merecemos. Sí, porque borreguilmente tragamos lo que nos echen sus excelencias y señorías. Muchas críticas, indignación, cabreo y todo eso, pero de ahí no pasa la cosa, cuando todos, ideologías aparte, debiéramos de sailr a la calle, en un clamor general y popular, y decir a nuestros políticos, a todos ellos, que nos representen decente y dbidamente, o que se vayan para casa. Esto último en nuestras manos está, en los próximos comicios, que para muchos de los políticos los on para comer.
Resulta vergonzoso el ver que esta clase política nuestra -salvo excepciones, que las hay, pocas, y que uno lamenta no conocer- pasa de los serios problemas que tiene el pueblo, agudizados ahora con la puñetera crisis, tardíamente detectada y pésimamente llevada, que nos está conduciendo a un abismo sin fondo.
Y a pesar de lo que está cayendo, tanto en el orden económico como en el laboral, con tanta destrucción de puestos de trabajo y autónomos al garete, esta clase política carpetovetónica, pierde el tiempo -y el culo- en luchas y enfrentamientos ideológicos y de partido detrás de los cuales, en tantos casos, están la corrupción, el tráfico de influencias, el amiguismo, el chupe, la mamandurria y el choriceo. Partido gobernante y primer partido de la oposición, socialistas y populares, hala, venga mierda y ventilador a todo trapo y por toda partes. El escándalo y la desvergüenza están a la orden del día y, en muchos casos, los delictivos trapicheos de unos y otros terminan en los tribunales de Justicia, también cuestionada y politizada hast alas cachas. Y de ello es responsable la susodicha clase política.
Triste Navidad va a ser esta para miles y miles de familias afectadas por el paro. Para ellas, la Nochebuena va a ser una noche mala, muy mala. En cambio, sus excelencias y séñorías, cenarán a lo grande con cava o champán (el cava que se lo beban Montilla, Rovira y su tropa separatista, que se han cargado en su "nación el idioma español, con el beneplácito de nuestros gobernantes), pues para eso cuentan con unos suculentos sueldos y retribuciones y la crisis, como consecuencia, no les afecta para nada.
Esta será la cara y cruz de la Navidad, este año, en Celtiberia. Cara, hormigonada, tienen bastante los políticos mamandurrieros. Y cruz, la cruz, como siempre es para el currante, que está de su clase política hasta los cataplines.
Ricardo Luis Arias, Aller
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