Pesca fluvial en Asturias
De sorprendente, como mínimo, hay que calificar la normativa de pesca fluvial en Asturias para el año 2.009, que recientemente han hecho pública los “cualificados” políticos de la administración del Principado de Asturias en este tema, tras largas negociaciones entre ellos mismos, pues es evidente que a los que saben algo de ello no les han hecho ni el mas mínimo caso, ni tampoco a organismos, asociaciones, ayuntamientos, etc, implicados directamente en sus consecuencias.
Parece ser que el descenso de capturas de salmones durante el año 2.009 tiene un solo culpable: los pescadores, y que la solución es reducir el número de capturas con caña, para que vuelva a aumentar el número de salmones en nuestros ríos. Esto al menos es lo que yo interpreto, tras analizar la nueva normativa que castiga de forma desproporcionada y absurda a los pescadores, y que lo único que va a conseguir es acabar con una tradición de muchos años, como es la pesca fluvial en Asturias, con todo lo que ello conlleva.
En los últimos años, desde el Gobierno del Principado de Asturias, se han ido introduciendo algunas normas que quiero pensar tenían la sana intención de aumentar la población piscícola de nuestros ríos, aunque todas ellas han sido siempre recortando posibilidades a los pescadores. Otros problemas, como la limpieza de los cauces y riberas de los ríos, saneamiento de las aguas, control de depredadores, vigilancia, piraguas, etc., apenas han sido tenidos en cuenta. Estas normas en el mejor de los casos no sirvieron para nada, y por citar algún ejemplo la prohibición de la venta del salmón, solo ha servido para que los salmones pescados en Asturias los coman en restaurantes de Madrid o de otras ciudades de España, y que los turistas que visitan Asturias no puedan disfrutar de uno de los elementos gastronómicos asturianos mas representativos como es nuestro salmón. Todos sabemos que se siguen vendiendo los mismos salmones que antes de la prohibición, solo que ahora de forma ilegal, por lo que esta medida solo ha servido para aumentar la furtividad. Lo inteligente no es prohibir, si no hacer cumplir las normas con mas vigilancia, controlando que todos los salmones se pesquen de forma legal, sean precintados y controlados como establecen las normas. Con esta prohibición solo se ha conseguido perjudicar a la hostelería de Asturias y por tanto al turismo de nuestra región, además de a los propios asturianos que en teoría solo podemos comer salmón de nuestros ríos si los pescamos nosotros. Exactamente lo mismo ocurre con la trucha y el reo, sobre los que se estableció esta prohibición de venta hace ya muchos años, y los resultados ahí están.
Otra de las grandes medidas que tomó nuestro gobierno fue suprimir los centros de precintaje en bares y tiendas, dejando esa función en exclusiva para los guardas en los respectivos centros oficiales. Lo único que se logró con esto, además de obligar a los pescadores a hacer largos desplazamientos, es que los guardas apenas dispongan de tiempo para vigilar los ríos, y suprimir otro atractivo turístico como era el ver salmones expuestos recién pescados cuando entrabas en las tiendas o bares que realizaban esta labor, y que por cierto lo hacían totalmente gratis, tanto la extracción de sangre, escamas, etc. que se hace a los salmones, como el custodiarlos hasta que llegaba el guarda a confirmar el precintaje.
Sin embargo, una medida a mi juicio acertada, como fue la creación de los cotos parciales, solo duró completa un año, ya que al siguiente se redujo su duración (era toda la temporada y pasó a la mitad y menos días semanales), al ceder a las presiones que fundamentalmente venían de parte de los ribereños, que aunque comprendo que defienden sus intereses, creo que no son los intereses de la mayoría de los pescadores.
El repentino descenso en la entrada de salmones a nuestros ríos del pasado año, no puede ser debido a los pescadores deportivos legales. Es absolutamente imposible acabar con esta especie pescando con una caña y cumpliendo las normas que había establecidas. Las causas hay que buscarlas por otro lado y basarse en estudios reales hechos por personas preparadas y capacitadas para ello, y que conozcan el tema en el que se mueven. No me atrevo a afirmar cuales son las causas del descenso, pero de lo que si estoy seguro es que los pescadores legales no tienen la culpa, porque si así fuese, hace muchos años que tenían que haberse acabado los salmones.
Se habló muchos estos días de otras posibles causas. El cambio climático, pesca en alta mar, pesca ilegal, furtivos, contaminación, los cormoranes, nutrias, garzas, etc., y posiblemente haya de todo un poco, por lo que han de ser personas especializadas los que estudien estos temas y propongan la aplicación de medidas basadas en estudios científicos o de otro tipo, y no aplicar nuevas normas basadas en cometarios de chigre, ecologistas fanáticos o políticos “iluminados” que lo mas parecido que vieron a un río fue la bañera de su casa.
Yo no soy científico, ni tengo conocimientos sobre este tema mas allá de los que me dio la experiencia de muchos años recorriendo las riberas de los ríos, tanto asturianos como otros muchos del resto de España, y esa experiencia, y el convivir y hablar de estos temas con otras muchas personas relacionadas de forma directa o indirecta con la pesca fluvial en Asturias, me dice que esta nueva normativa no servirá para nada positivo, sobre todo si no se afrontan otros problemas reales que en mi opinión son los siguientes:
- La calidad de las aguas de los ríos, aunque es cierto que ha mejorado, todavía está muy lejos de ser la adecuada. Sigue habiendo muchos vertidos de aguas sucias, contaminadas, y otros esporádicos como los que hace pocos meses acabaron con miles de truchas en el Nalón y en el Narcea.
- Es necesario limpiar con regularidad las riberas y los cauces de los ríos. Hay árboles caídos como consecuencia de tormentas o riadas en medio de los ríos en zonas de remonte de salmones que llevan años sin que nadie los saque de allí. Es habitual encontrarse todo tipo de artilugios en los fondos de los ríos y en las riberas, y solo algunas asociaciones y colegios hacen brigadas de limpieza, que aunque ayudan, son totalmente insuficientes. También hay algunos ríos, como es el caso del Cares, que por su situación necesita que le saquen piedra de su cauce en algunas zonas, cosa que hace muchos años que no ocurre.
- La escasa vigilancia de los ríos, es otro de los problemas a atajar. Hay muy pocos guardas y son muchas las horas en que los furtivos campan a sus anchas por los ríos de Asturias. Debe controlarse tanto las zonas acotadas como las libres, y no solo en la temporada de pesca, pero para ello es imprescindible aumentar la plantilla de guardas y la colaboración del Seprona. Todos los pescadores sabemos que hay muchos furtivos, y también muchos que utilizan artes y cebos prohibidos, que no respetan tallas mínimas, cupos y que hasta se guardan los esguines. Igualmente se siguen haciendo trampas pescando cotos sin ser titular del mismo, metiendo solicitudes a nombre de familiares y amigos aprovechando la escasa vigilancia existente, o pescando cuando los titulares del coto se van a comer o no han acudido.
- La convivencia de piraguas y pescadores en el río es otro de los grandes temas de debate. Igual que debe haber más vigilancia con respecto a los pescadores, también hay que exigir a las empresas de las piraguas que cumplan con la normativa. Se saltan de forma continua los horarios, paran cuando y donde les apetece y dejan restos de sus meriendas o comidas por todo el río. No creo que sea muy difícil redactar unas normas que permitan que tanto piragüistas como pescadores puedan desarrollar su actividad, pero hay que legislar y hacer cumplir lo que se legisle.
- Aumentar las zonas de pesca sin muerte ayuda muy poco, sobre todo si además es zona libre. En estas zonas es necesario aumentar la vigilancia, o ocurrirá como en el coto “sin muerte” de Mieres, que estaba lleno de truchas que desaparecieron por arte de magia. Personalmente soy contrario a la pesca sin muerte, sin que eso quiera decir que no se puedan habilitar algunas zonas para esta modalidad. Sería mucho mas positivo acotar mas tramos, que hubiese mas control para que se respetasen los cupos, rebajarlos si es necesario, pero no quitarnos el placer que supone llevar tres o cuatro truchas a casa, o un salmón cada mucho tiempo.
- Por mucho que digan algunos ecologistas indocumentados, la presencia de los cormoranes en los ríos asturianos es una de las causas del descenso de peces. Y no me refiero solo a los salmones, ya que también truchas y anguilas son devoradas por estos magníficos pescadores, que solo respetan a los muiles, que no se los come nadie y cuya masiva presencia en los ríos en los últimos años tampoco beneficia nada. Yo suelo acudir habitualmente a poblaciones cercanas a los ríos asturianos, también fuera de temporada de pesca, y he visto con mis propios ojos manadas de cormoranes organizándose hasta con estrategias para comer truchas y esguines, aprovechando que pueden bucear a profundidades considerables, permaneciendo sumergidos hasta mas de un minuto, y a veces cooperando entre varios para acorralar conjuntamente a sus presas, y comiéndose en un día lo que yo no pescaré en toda mi vida. Además ahora duermen y hacen sus puestas en árboles de las riberas de los ríos, llegando a dañarlos tanto por sobrepeso como por la gran cantidad de excrementos que se van depositando, ya que son corrosivos.
El cormorán no es un animal autóctono de las riveras de nuestros ríos, y hace años apenas existían en el interior de Asturias, porque que no solían alejarse de la costa, y anidaban en acantilados y árboles costeros. Según censos elaborados por ornitólogos y otros observadores se pasó de una población de unos 43 cormoranes en 1978 a cifras cercanas a los 2.000 en los últimos años. También hay que tener en cuenta el gran aumento de población de otros animales como las nutrias, garzas, etc., sobre los que sería también necesario un control que garantice el equilibrio ecológico.
Hace unos días leí un comentario de un “Biólogo”, que aseguraba que el cormorán no influía en el descenso de población piscícola en los ríos. ¿Será el mismo que introdujo en nuestros ríos hace años el cangrejo americano, que acabo con el cangrejo autóctono? ¿O el que llenó nuestros ríos de trucha arco iris que casi acaba con la trucha común?
Y no nos olvidemos de las anguilas, que son imprescindibles para mantener el equilibrio en nuestros ríos, y que están desapareciendo, de lo que también tienen mucha culpa los cormoranes que las consumen masivamente. ¿O también son los pescadores los que acaban con ellas?. Según nuestros gestores si, pues a los pocos pescadores de anguila, la mayoría de ellos de avanzada edad, les han quitado su única afición, vedando la pesca de la anguila en toda Asturias.
- Estoy de acuerdo que los pescadores tenemos que asumir algunos recortes, y que se pueden aplicar algunas restricciones, como centrase mas en el número de salmones que se pueden pescar. Pero para ello es imprescindible dotar de unos contadores eficaces a todos los ríos salmoneros, que nos permitan saber cuántos salmones entran en nuestros ríos, y fijar un cupo razonable en función de estos datos que puede ser variado cada año. También se debe repartir más equitativamente los lugares y tiempos de pesca, para lo cual creo necesario aumentar el número de cotos reduciendo zonas libres, con lo que también se conseguiría reducir la excesiva presión de pesca que hay en algunos tramos libres. Sé que esto último sería una medida impopular entre algunos ribereños, pero tampoco es buena la presión continua a la que están sometidos algunos pozos, ni es justo que sean siempre los mismos los que puedan pescar en algunos sitios un día tras otro.
Todos sabemos que aunque son zonas libres, los no ribereños no somos bien recibidos en muchos pozos, pues hay quien cree que por vivir cerca el río es de él. Yo vivo frente la playa de San Lorenzo y no por ello pienso que tengo más derecho que otros de disfrutar de ella.
- La normativa de este año incluye también nuevas zonas vedadas, zonas si muerte, o con restricciones especiales, la mayoría de ellas sin sentido, demostrando el poco conocimiento que tienen del tema los que las escogieron, pues nadie sabe muy bien el criterio en el que se han basado para decidirlo, aunque yo pienso que aquí si han valido ciertas “presiones”, pues no deja de ser curioso que ríos como el Eo o el Cares, que no cuentan con Asociaciones de Pescadores que protesten mucho, hayan sido de los más perjudicados.
- En cuanto a la duración de la temporada, la nueva normativa va a suponer que la gran mayoría de los pescadores de salmón no podamos pescar ni un solo día a cebo en toda la temporada. Solo tendrán ese privilegio los que tengan mucha suerte en el sorteo o los que tengan acceso a las zonas libres. Insisto en que como mal menor, si se reduce la temporada deberían de haberse convertido mas zonas libres en cotos, para poder repartir más equitativamente entre todos los días de pesca.
- Un cambio del que se habló y que no se llegó a producir, era finalizar la temporada del salmón el 15 de Julio, lo que supondría iniciar la del reo quince días antes (así era hasta hace pocos años), a mi juicio lo mas lógico, pero para una cosa que podía tener sentido, no se confirmó.
- En lo que se refiere a la pesca de trucha y reo en los cotos salmoneros, también se han reducido de forma considerable las posibilidades de pescar, ya que se han vedado y puesto restricciones en muchos tramos, algunos de ellos muy buenos para la trucha y reo y no tanto para el salmón, algo que no se ha tenido en cuenta a la hora de hacer esta nueva normativa. Los problemas de la trucha tienen una solución mucho más fácil que los del salmón, ya que aunque muchos de ellos son comunes, al ser un pez que no emigra al mar, las repoblaciones son más efectivas. Se han vedado o convertido en cotos o zonas libres sin muerte los mejores cotos de trucha y reo que hay en los ríos salmoneros. Convertir Peña Caída (coto del Cares) en zona libre sin muerte supone a acabar con uno de los mayores atractivos para pescar en el Cares, y me refiero especialmente como coto de Reo (para mí de lo mejor de Asturias), aunque evidentemente también es un magnífico coto de salmón. Otros como Rubena, La Encina y Miñances en el Cares, Las Mestas y La Defensa en el Narcea, Pedrido, Estreitos, Lauredal y Piago Mayor en el Eo y Sierra y La Cruz en el Sella, cotos que siempre se pescaron en régimen de pesca tradicional, y que mantienen una aceptable población de trucha y reo, han sido vedados o convertidos en pesca sin muerte. De mantenerse estas restricciones, lo que se va a conseguir es acabar con la pesca deportiva en los ríos de Asturias, al menos con pescadores que aunque nos conformamos con muy poco (llevar alguna trucha o reo para casa de vez en cuando y un salmón, con suerte, cada tres años), lo que nos dejan ahora es prácticamente nada, ya que salvo que tengamos un número entre los cien primeros será imposible optar a pescar algo, porque en la zona libre ya comenté anteriormente los problemas que tiene.
- Pero quizás una de las cosas más incomprensibles es terminar de un plumazo con una tradición como es la venta del Campanu. Un acontecimiento histórico, que no solo sale en todos los telediarios y medios de comunicación nacionales, sino que también traspasa nuestras fronteras con fama a nivel mundial. Pues bien, se acabó, el campanu va a tener que ser devuelto al río, con lo cual ni feria, ni subasta, ni televisiones, ni promoción turística de Asturias…. Y que no me digan que el campanu será el primero que saquen en el mes de mayo cuando ya se pueda pescar con muerte. Eso solo lo puede decir alguien que no tiene ni la más mínima idea de lo que es la pesca del salmón en Asturias.
Reitero mi total oposición a la nueva normativa, que también se ha olvidado que estamos en plena crisis económica, y el efecto que va a tener en muchos sectores va a ser muy negativo. La pesca fluvial en Asturias, genera una actividad económica muy importante, tanto por los propios asturianos como por el gran número de personas que visitan Asturias relacionadas directa o indirectamente con ella. Se trata además de zonas, que en muchos casos tienen una gran dependencia de esta actividad, que son su auténtico motor económico, y que por tanto van a ver disminuidos notablemente sus ingresos año tras año, al no ser que se rectifique rápidamente. Algunos establecimientos de hostelería, tiendas de pesca y otros comercios, tienen sus días contados.
Por último y a quien corresponda: No es justo que se castigue a los pescadores de esta forma, pues creo que no somos culpables de nada (me refiero a los pescadores de verdad, no a los tramposos y furtivos que desgraciadamente también hay). Y no se olviden que los pescadores … somos los que más cuidamos el río.
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