¡Réquiem por Oviedo!
Han pasado ya 18 meses de las elecciones municipales. En Oviedo, los votos mayoritarios no han sido para la izquierda, y mucho menos para quienes mal gobiernan la capital del Principado. El Partido Popular, casi dobla en votos, a los que hoy llevan la batuta. Es decir: La otra marca de Podemos, que es Somos. Los socialistas, con un tercer puesto, de cinco, solo figuran como si de la monarquía sueca se tratara, Es decir ¡Nada!, y el resto (Ribi y ciudadanos) el primero, a seguir viviendo del cargo y los segundos, aun no saben donde se encuentran.
Este panorama, del que como digo ya llevamos año y medio, está siendo de lo más desolador. Pues las únicas actuaciones municipales que se conocen, son las del postureo. Todo es cara a la galería. Todo se desenvuelve en un ambiente de crispación, de revancha y de un clasicismo rancio y mal oliente, que protagonizan un grupo de imberbes políticos a los que solo les, mueve su desprecio a la historia, a la cultura y a las tradiciones más arraigadas en los carbayones.
Han jugado con los más necesitados; ¡que los hay! Han engañado a los barrios de Oviedo, que hoy ven, como están peor que hace veinte años. Han sacado de la chistera del desconocimiento, ideas que rondan lo absurdo, pues además de desconocer, tanto la orografía de Oviedo, como sus infraestructuras de comunicación, plantean acuerdos irrisorios, como lo del bulevar, en la autopista, la peatonalización de las calles más empinadas, como si nuestra ciudad, fuese toda ella un lugar idóneo para el paseo. Han despilfarrado dinero en los carriles para bicicletas, en un claro desconocimiento del uso que a esta se le puede dar, en todo el Concejo. Están dando otra vuelta de rosca al callejero, yendo más allá, de lo que ya fueron los populares, ¡qué es decir!
No contentos con estas pinceladas, ahora siguen su personal y particular persecución a la cultura, que todos los ovetenses hemos creado. Desde las tradiciones de más arraigo, y fervor popular, como la Semana Santa, hasta los premios Princesa de Asturias. Y de nuestro día de América, hasta nuestra fiesta más emblemática como es San Mateo. En todas están metiendo la mano, para vaciarlas de contenido. Y todo, en base a un populismo demagógico, que pretende, subvencionar a unas minorías culturales e ideológicas, que solo tendrían cabida, o en la desaparecida Madreña, o en la Puerta del Sol de Madrid. De ahí, que llevemos ya año y medio, viendo y soportando, como se desprestigia el Ayuntamiento de Oviedo, como sus más altas autoridades, están muy por debajo de la vulgaridad, y muy lejos del cargo que ocupan. La Casa Consistorial, la han convertido en un escaparate burdo, donde exhiben en sus fachadas todo aquello más propio de un rastro, que de una milenaria institución, que fue, es y seguirá siendo, un orgullo de los ovetenses y la casa de todos los carbayones.
La chabacanería y el mal gusto, se han colado en todas las estancias de nuestro Ayuntamiento, que junto al desconocimiento, y al sectarismo, están convirtiendo nuestra ciudad, en un lugar desagradable para vivir, inseguro para pasear, y con una suciedad, desconocida hasta ahora. Con todo esto, y lo que aún queda por venir, o tomamos las riendas los ciudadanos, o nos ponen el yugo esos cuatro adanes.
¡Al tiempo!
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