El pago de las pensiones no es cuestionable, nuestros políticos sí
Si en una familia trabajan ambos cónyuges y deciden que el sueldo del marido lo destinan a la alimentación y facturas habituales de la casa y el de la mujer para ropa, calzado vacaciones y colegio de los niños, si el marido se queda sin empleo, ¿qué hacen?, ¿ayunan y se compran el modelito de temporada?, ¿mandan a los niños al colegio sin comer? Nadie en su sano juicio hace eso.
¿Nuestros políticos tienen juicio y lo tienen sano? Me gustaría pensar que sí.
En cualquier economía hay un debe y un haber, o sea, unos ingresos y unos gastos, y hay que ajustar estos últimos a los primeros según su prioridad, esto es elemental. En la economía española tenemos en el haber además de lo que se ingresa por apuestas y loterías (que aparte del negocio que supone, ahora también se tributa por los premios), los innumerables impuestos y las cotizaciones de los trabajadores, pues bien, todo eso son ingresos, y hay que distribuirlos entre las necesidades básicas (la pensión lo es), tan simple como eso.
A todos nos gusta tener buenas carreteras y comunicaciones, megapuertos y aeropuertos, pero sanos y con el estómago lleno, cuando estamos enfermos y con hambre, además de inclinarnos a malpensar, todo eso nos parece baladí.
La mayoría de los pensionistas dependemos de la pensión para subsistir, y generalmente con precariedad, y ahora nos angustian con la falacia de que se acaba el dinero para poder pagarla. Señores políticos, somos viejos pero no tontos, si se acaba el dinero de la hucha de las pensiones sáquenlo ustedes de la hucha de donde lo sacan para cobrar sus sueldos, que parece ser inagotable (yo nunca he oído que temiesen por sus salarios y son bastante más jugosos que nuestras pagas), gestionen bien nuestros impuestos, que son muchos, y no los despilfarren, no nos endeuden por encima de nuestras posibilidades (eso conlleva unos intereses que solucionarían otros problemas) y dejen de atormentarnos con malos augurios. Si no saben hacer esto dedíquense a otra cosa, que para cubrir sus puestos de trabajo hay gente suficiente en España.
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