No será una muerte sin más, algunos la aprovecharán
Para los que pretendan culpar de la muerte de Rita Barberá del sufrimiento por persecución brutal de medios y partidos contrarios, solo decirles que ¡cuidado! Si así fuera ¿estaría Rita sufriendo más por eso, o porque ella sintiéndose inocente como dicen ahora sus antiguos compañeros, la expulsaron del partido y le negaban el saludo por los pasillos? Es fácil culpar a otros y después de muertos todos buenos.
Los mismos que la echaron del partido, que le retiraron y negaron el saludo en vida, serán los que acusen a otros de causarle sufrimiento por no respetar su presunción de inocencia. También esos mismos que se apartaban de ella por los pasillos, dirán que la actitud de Podemos es demencial por no guardar el minuto de silencio en su recuerdo ¿Qué recuerdo?, ¿el de la Rita del Caloré, de las coleguitas, o la Rita investigada por corrupción?
Creo que la investigación debe seguir y si Rita sale inocente es el momento de muchos pedir perdón y resarcirla en el recuerdo, pero mientras nadie es culpable por denunciar a los presuntos corruptos, perseguirles sin duelo y si mueren por el camino, solo Dios sabe porqué. En éste caso y otros, acudir a la presunción de inocencia es de una candidez extrema, ya que todos pudimos escuchar grabaciones que servirán o no al juez, pero lo que oímos allí dejan poca duda de actuaciones al menos irregulares que deben ser investigadas, denunciadas y perseguidas sin remordimientos de conciencia.
Este Gobierno le veremos con sus dóberman acusar a quienes ahora después de muerta no le guardan minutos silencio, cuando cómo decía mi madre: a las personas hay que cuidarlas y darles todo en vida; después de muerto a uno le sobra todo, incluso quienes se pelearan por repartirse lo suyo. Es curioso e hipócrita este tema de la muerte, a los mismos que ayer les llamábamos de todo, hoy muertos hay que guardarles respeto ¡el respeto si lo merecerían, dénselo en vida! Otros dejan años a sus padres y abuelos abandonados en residencias de ancianos, y cuando mueren le llenan el tanatorio y el nicho de atenciones, ramos, coronas y epitafios que son la hipocresía personificada. En ese último viaje no hace falta que os esmeréis ¡hipócritas! haberle cuidado, recordado y pagado viajes en vida, y el gasto en flores mejor en jamones cuando los podía comer.
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