Bienvenido, Arzobispo
La Santa Sede ha tenido a bien nombrar, por fin, un nuevo Arzobispo para nuestra diócesis. Esperemos que acierten, porque últimamente se estaban dando, a mi modesto entender, más casos de desaciertos romanos de los debidos. Pues como desacierto cabe calificar que cambien a un obispo en pleno proceso sinodal. Doble desacierto por tardar varios meses, casi un año, en contrarle sustituto. Triple desacierto por no guardar el secreto que debe caracterizar este proceso, filtrando a algunos medios nombres de obispos que no llegan a serlo, dando pábulo a una especie de "salsa rosa" eclesiástica, que en nada favorece a la institución. El cuarto desacierto viene ya de lejos: la escasa o nula participación de los cristianos de la diócesis, laicos y consagrados, en el nombramiento de su pastor. Y, aunque no se refiere a los nombramientos de obispos, sino a la jubilación de los mismos, para completar el repóker de desatinos cabe referir otra manía que han adquirido en Roma y es que a unos prelados les aceptan la renuncia a los dos o tres meses de cumplir la edad (75 años), y a otros a los dos o tres años, con lo cual el vulgo interpeta, y con razón, que unos se jubilan con un "sobresaliente" y otros con un "suspenso". La discriminación es doblemente sorprendente, porque obviamente esos obispos fueron nombrados en su día por la propia Roma. ¿Se evalúa la Curia a sí misma? ¿Se autocalifica con un suspenso? En fin, que la Curia Romana necesita también algún nombramiento o algún fichaje que ponga coto a meteduras de pata tan llamativas como innecesarias.
Por lo demás, bienvenido sea monseñor Sanz. Como siempre, en los medios se sigue jugando con la equívoca dualidad progresista-conservador y al nuevo arzobispo se le adjudica la segunda de las etiquetas. No hagas caso: una terminología decimonónica, que no sirve ya ni para la política, cuadra menos aún aplicada a eclesiásticos. El que más prusume de progresista seguro que es conservador en muchos aspectos y viceversa. Puestos a catalogar obispos, resulta más propio recurrir a otros criterios: unos son más intelectuales y otros más pragmáticos; unos son más de despacho y otros más de calle; unos son más presidencialistas y a otros se les da mejor trabajar en equipo... Y aquí es a donde un servidor quería llegar, no precisamente para marcarle deberes al nuevo prelado, como apuntaba otro titular periodístico, pues los deberes episcopales están bien delimitados en la legislación eclesiástica y es de suponer que don Jesús los conozca de sobra, sino para incidir en la importancia del trabajo en equipo en estos tiempos. Porque esto de la evangelización es misión tan complicada que el más brillante de los obispos, o de los curas, si no trabaja en equipo, tiene todas las papeletas para fracasar. Los órganos consultivos de la iglesia, tanto de laicos como de consagrados, no son meros adornos que la legislación establece, porque "hace bonito". En la "orquesta" diocesana todos somos necesarios y todos debemos actuar cordialmente, como nos enseña San Pablo con el símil del cuerpo humano. Y, cuando no es así, la cosa acaba rompiendo por algún lado y surgen, por ejemplo, foros discordantes, que pueden no gustar en principio, pero que no nacen por casualidad.
En fin, bienvenido sea el nuevo Arzobispo. Esperemos que no haga caso de lo que se dice en algunos foros de Internet, donde nuestra diócesis es comparada con un avispero o un nido de víboras. Casa diócesis tiene su historia y sus peculiaridades y la nuestra las suyas. Pero, de momento, aqí las avispas están en sus panales y las víboras en sus escondrijos campestres. En la dócesis lo que hay son cristianos, laicos y consagrados, que viven su fe en estos tiempos difíciles como buenamente saben y pueden y que en su mayoría creo que acogerán con los brazos abiertos al nuevo pastor que la iglesia les envía. Quizás había más expectativas, mejor disposición en el personal y menos escepticismo hace siete años, cuando llegó don Carlos, porque veníamos de un pontificado de treinta años, peros sigue habiendo esperanza y optismismo para ver la "botella" del futuro medio llena en vez de medio vacía.
José Manuel Fueyo Méndez, Párroco de Ntra. Sra. de Covadonga, Oviedo
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