Gracias a las matronas
En primer lugar, quería agradecer a la dirección del Hospital Álvarez Buylla por apostar por una naturalización del parto dentro del hospital y tomar medidas mediante la adquisición de equipos como la bañera de partos con la que cuentan (aunque, personalmente, no me fue posible utilizarla porque faltaba el equipo de monitorización bajo agua; espero ya lo tengan y muchas mamás puedan disfrutarla). Además, quería alentarles a seguir tomando medidas en esta línea, del respeto por el parto libre y natural, y felicitarles por el equipo de matronas con el que ese hospital cuenta. Concretamente, esta carta va dirigida a tres trabajadoras que desempeñan un papel tan especial e importante para la vida como es ser matrona. No sé ni cómo expresar lo agradecida que estoy con ellas, ya que estuvieron acompañándonos en el momento más feliz de mi vida hasta ahora, el nacimiento de mi hijo. En mi largo parto, tuvimos la suerte de contar con el apoyo de estas tres mujeres, grandes profesionales y grandes personas, algo imprescindible para lo importante que es el trato que se recibe en un momento único como ése. La primera que estuvo a nuestro lado fue mi tocaya, Fani. A ella, gracias por explicarme las cosas tal y como eran, por mostrarme todas las alternativas posibles, por tus palabras de alivio ante la frustración que sentía por un parto inducido, por darme la oportunidad de cambiar mi plan de parto natural (sin epidural) una vez que ya la naturaleza no pudo seguir su curso por protocolos hospitalarios y me realizaron la inducción, por esos ánimos cuando la oxitocina que me entraba por la vena no hacía efecto y por cuando lo hacía, por tu respeto, por estar a nuestro lado antes y después del parto y, cómo no, por tu ayuda con la lactancia. A Yolanda, gracias de todo corazón por ayudarme a traer a mi hijo al mundo de la manera en que lo hiciste. Por tranquilizarme, por ofrecerme alternativas a la epidural, por tus palabras, por tus silencios, por permitir que Lacho, el padre de mi hijo, se implicara tanto como lo hizo, por respetarnos, por creer en mí en momentos en los que una misma duda hasta de su capacidad biológica de dar a luz, por apoyarme y ayudarme a conseguir mi decisión de no poner la epidural, por permitirme ver la cabeza de mi bebé asomando a través de aquel espejo que se mantenía con dificultades, por dejar al papá cortar el cordón umbilical, por recibir a mi pequeño de una manera tan dulce como lo hiciste y, cómo no, por ponerlo en mi pecho nada más nacer. Por todo ello, gracias. Y por último, a Marta, con la que sólo compartí el momento de posparto, pero de la que no me puedo olvidar. Gracias por ayudarme a iniciar la lactancia, colocando a mi bebé de la mejor manera posible para que él mismo, que lo hizo como pececito sin agua, llegara a su objetivo. Gracias por tu trato, por respetar nuestra intimidad y por compartir ese momento de extrema felicidad. Y aunque no estuvo en el parto, quería también mencionar a M.ª José, a pesar de que tus consejos de lactancia no fueron los acertados, ya que tras esta experiencia sé muy bien que a la lactancia nunca se le debe poner horario, y nunca es nunca; gracias por tu trato y tu buena intención.
Y aunque no es del Álvarez Buylla, no puedo escribir esta carta sin hacer referencia a una matrona brillante: Elvira, la matrona del centro de salud de Posada de Llanera (entre otros). Recién incorporada al centro, llegó en el momento justo para no dejarme tirar la toalla. Gracias por hacerme pasar de una lactancia mixta no deseada a una lactancia exclusiva deseada. Gracias por tus palabras y, sobre todo, por tus actos. Por tus consejos. Por tu tiempo. Y por tu dedicación.
También a las matronas de Acompañando, por su compañía antes del parto en esas clases de AIPAP tan divertidas, y por su ayuda después, cuando la necesité.
No puedo terminar sin hacer referencia a Tere Rico, que aunque no es matrona también marcó un antes y un después en mi posparto. Es asesora de lactancia, la mejor; gracias a ella, a día de hoy, mi bebé, que ya tiene 9 meses, y yo mantenemos una lactancia feliz.
Por último, transmitir también mi apoyo y agradecimiento a la asociación Amamantar. A todas las voluntarias que me atendieron, por su ayuda incondicional en momentos difíciles y por su gran labor en pro de la lactancia.
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