Libertad y crucifijos
Hay quien dice que el actual Gobierno odia el crucifijo y lo justifica diciendo que la libertad está reñida con el socialismo y que la libertad del centro (de enseñanza) es la que resuelve los conflictos ideológicos y religiosos, y por ende, éste.
El presidente del Congreso y socialista, señor Bono, se confiesa católico, pero el actual Gobierno está reñido con la libertad, la confesión es algo personal y respetable siempre.
Con la libertad realmente está reñido el capitalismo, y más concreta e iracundamente el neoliberalismo que practicó y desea volver a practicar nuestra civilizada derecha. Si no, de cuánta libertad dispone un indigente, porque éste la necesita igual que el adinerado, o no (cristiano principio). Sólo tiene libertad quien tenga dinero, y cuanto más tenga, de más libertad disfruta.
En cuanto a los centros y su libertad, es aceptable que los Jesuitas tengan crucifijos en sus aulas, y cuando un padre envíe allí a su vástago, así lo requerirá. Otra cosa es enviar a tus hijos a la escuela pública y constitucionalmente laica y que tengan que tragar por imposición el crucifijo o cualquier otro símbolo religioso. Esto no es libertad, es una imposición de la que algunos estamos hartos en la católica España por imperativo eclesiástico y de la derecha más rancia de Europa y a la única a la que hay que calificar de civilizada.
¿Qué libertad religiosa (como declara el artículo 16 de la Constitución) se garantiza imponiendo el crucifijo en las aulas de la escuela pública? ¿No quedamos en que constitucionalmente (art. 16.3) ninguna confesión tendrá carácter estatal?
Pero los crucifijos deben estar en todas las aulas, no basta con que estén en las iglesias, no, tienen que estar a la vista de todos los niños para que sean debidamente adoctrinados por la Iglesia católica, si no, ¿con qué otro fin se cuelgan?
¿Por qué no pueden aceptar la educación laica y que la elección de la confesión se haga con la mayoría de edad, que es como debiera hacerse, y no impuesta al nacer? Esto es libertad y lo otro una absurda, por estúpida, imposición.
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