Las relaciones España-Marruecos
Las relaciones entre España y Marruecos, lejos de basarse en la amistad y el entendimiento entre dos países vecinos, están mediatizadas por el permanente chantaje del país alauí y por el complejo colonial que padecemos. España hace muchos años que dejó de ser un imperio que subyugaba pueblos. Hoy, nuestro país y la ciudadanía española son punta de lanza de los derechos humanos y la cooperación internacional (lo que está pasando en Mauritania es bueno prueba de ello). En otro orden de cosas, a veces somos demasiado compresivos con regímenes donde la democracia es muy limitada y los derechos humanos brillan por su ausencia. Siempre nos ha resultado paradójico que se acuse de dictadores a Fidel Castro y Hugo Chávez, por ejemplo, y nos olvidemos del régimen feudal Saudí, de los emiratos árabes o, sin ir tan lejos, de Marruecos, donde el despotismo y riqueza de su monarquía contrasta con la falta de libertades y la miseria de su pueblo. Esa forma de ejercer el poder de los reyes de Marruecos, antes Hassan II y ahora, aunque algo menos, su hijo Mohamed VI, también se proyecta en las relaciones bilaterales con España. A la permanente reivindicación de la soberanía de Ceuta (española desde 1.581) y Melilla (española desde 1.497), se unen frecuentes desplantes chulescos, el último ha sido la amenaza (parece ser que ya se han dado cuenta de que les puede salir el tiro por la culata) de abrir la mano a la inmigración ilegal, como si ésta alguna vez hubiera sido verdaderamente impedida por la gendarmería marroquí, lo mismo que el tráfico da hachís a través del Estrecho. Naturalmente estas brabuconadas solo pueden causar efecto en gobiernos débiles, como el nuestro, mas si tenemos en cuenta que la población inmigrante marroquí en España es de más de 600,000 personas, la inmensa mayoría sin papeles. ¿Se imagina el rey de Marruecos el problema que tendría si se expulsara a todos los inmigrantes ilegales marroquíes?. No solo eso, la ayuda española y de la UE a Marruecos es muy superior a los beneficios que se obtienen por pescar en sus aguas, perdón, sobre todo en aguas del Sáhara, tierra, como todos sabemos, usurpada por los alauítas. ¿Ha calibrado Marruecos lo que le supondría la suspensión o supresión total de esa ayuda?. Pero, además de este asunto, el ministro Moratinos tiene estos días otros marrones. A la noticia de que cuatro guardias civiles fueron detenidos por los británicos en aguas del Peñón de Gibraltar (¿Qué aguas?, si según el tratado del Utrecht la cesión de La Roca no incluía soberanía alguna sobre el mar) se ha respondido con vergonzosas disculpas. Y Al Qaeda, que ya ha reivindicado el secuestro de los cooperantes catalanes, está pensando qué exigirá a cambio de su liberación. Pero, de la debilidad de España no es solo culpable el Gobierno de Zapatero, seamos justos, Aznar tuvo que recurrir a Bush para recuperar el islote de Perejil, sin ir mas lejos. Nuestro país no tiene unas alianzas sólidas, a pesar de pertenecer a la UE y la OTAN, porque no solemos enseñar los dientes y siempre nos hemos plegado a los intereses de los EE UU, y somos débiles porque no tenemos unas Fuerza Armadas capaces de defendernos, de cumplir el mandato constitucional y, en definitiva, de infundir respeto. ¿Están los partidos políticos y los ciudadanos a favor de un incremento significativo del presupuesto de Defensa, la elaboración de un Plan Estratégico que contemple las verdaderas amenazas y un despliegue de la Fuerza y dotación de materiales de acuerdo con esa doctrina, con la Constitución?. ¿Somos conscientes de las consecuencias de ceder a chantajes de grupos de piratas, terroristas e incluso de Estados?. Las relaciones entre los ciudadanos del mundo, entre las naciones, tienen que estar basadas en la justicia y el derecho internacionales, pero esto, a la vista está, no todos lo entienden.
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