HIPOCRESIA
Pasamos por momentos confusos, transformamos en normales situaciones deplorables, deshonestas e injustas, ya sea por repetitivas o por un interés espurio.Nuestra sociedad de consumo dispone de mecanismos correctores para evitar el oligopolio en perjuicio del interés general. ¿porqué entonces se producen abusos que provocan desajustes en el mercado que impiden el bienestar de todos?
Se ha fijado la ciudad de Gijón para que en su estadio, El Molinón, se lleve a cabo un enfrentamiento entre las selecciones de fútbol de España e Israel, clasificatorio para el próximo campeonato del Mundo. Gijón forma parte de las ciudades beligerantes contra el país hebreo propugnando un boicot al mismo y a sus empresas, arguyendo los atropellos, abusos, incluso genocidio, que éstos provocan en el mundo palestino, según su opinión. Esto originó controversias diversas y la reprobación por parte de una asociación o grupo de filo israelíes.
La motivación que aduce dicho grupo para atacar a la parte contraria es el perjuicio económico que acarreará la alineación de la ciudad asturiana con los propalestinos. Los cruceros que actualmente hacen escala en Gijón, y que en su mayoría son o propiedad o influencia del país hebreo, dejarían de hacerlo y por tanto se resentirían los comercios, la hostelería y las arcas municipales.
Habrá quien entienda que el fin, beneficio económico, justifica los medios, mirar para otro lado y callar ante la marginación, la desigualdad y la violación de los Derechos Humanos básicos. Pero habrá también quien piense que no se puede anteponer el beneficio material, al desarrollo sostenible, ético y digno de las personas.
Es curioso que liberales, conservadores, democratascristianos, socialdemócratas, comunistas, da igual que sean ortodoxos o heterodoxos, pactan y mercadean con países del signo opuesto, autocracias la mayoría de las veces. Algunos lo llevan a cabo sin ningún tipo de discreción, otros enmascarados en una supuesta mejora social, pero todos lucrándose de la situación.
Si los mecanismos interventores funcionaran con plena autonomía y convicción en defensa únicamente de los intereses comunes de las personas, en una búsqueda de la igualdad de los seres humanos, podrían regular estos intereses mezquinos e inapropiados. Pero ante la inoperancia y el descrédito de los organismos supranacionales, el caos y la impudicia campan por sus respetos.
Y al resultado que queda de unas políticas impuestas por el Sistema Mercantilista y Consumista, ajenas al bienestar de los individuos, es el incremento en la desigualdad entre ricos y pobres, grandes masas de población excluida y marginada, el abandono de los más frágiles y el incumplimiento, cuando no la destrucción, de los derechos básicos.
Pero los mandatarios se reúnen y firman acuerdos múltiples que se convierten en papel mojado, como la mayoría de las Constituciones. Baste el ejemplo de los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible). Eliminar la pobreza, poner fin al hambre; garantizar educación, la disponibilidad de agua potable, el acceso a una energía asequible, modalidades de consumo y producción sostenibles, UNA VIDA DIGNA; Reducir la desigualdad; construcción de infraestructuras y ciudades inclusivas, seguras, resilientes y sostenibles; adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos; promover sociedades pacíficas e inclusivas para el desarrollo sostenible, facilitar el acceso a la justicia para todos. Algunos ni siquiera saben el significado de lo que firmaron. La adhesión a la Declaración de los Derechos Humanos es puro gesto, puro teatro. ¿Cumplir los compromisos adquiridos?, hipocresía.
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