En las tuberías del destino
Sólo desde la libertad individual la Humanidad cumplirá su destino. No porque tenga un destino inamovible, sino porque la vida fluye a través de tuberías, formadas por conceptos diametralmente enfrentados: optimismo-pesimismo, amor-odio, castigo-perdón... Emociones del espíritu humano entre las que la vida fluye marcando el destino. Sólo permaneciendo equidistantes en el centro de la tubería, se podrá seguir el camino del progreso, pues chocar con los extremos crearía turbulencias que interferirían y abortarían lo que podríamos llegar a ser. Es así, desde nuestra arrogante decisión de ser libres para decidir entre el bien y el mal, que podemos arrepentirnos para aprender y continuar.
Los cosmólogos han intentando averiguar cómo se fue formando el Universo. Y les sorprendió descubrir que, aunque van dando explicación a las cosas que se ven, hay muchas más cosas que no se ven, pero que sí tienen comprobada su existencia. La ignorancia y la arrogancia ante ella nos han traído hasta este presente. En el camino ha habido muchas convulsiones y, aunque era improbable que ocurriera lo que ocurrió, ha ocurrido. Un mínimo desvío y este Universo no sería lo que es. Hoy en día, con el estudio de la ecología, comenzamos a darnos cuenta de que no es azar lo que ocurre, sino precisión. Existe una evolución en el centro de las tuberías del destino que, por una parte, continúa con los cambios genéticos de la progenie, así como con la transmisión del conocimiento heredado y con los descubrimientos científicos, pero, por otra parte, exige más conciencia moral para elegir en libertad y elegir la vida.
En cualquier Estado democrático y de derecho, el Estado es el que debe estar vigilado. Sin embargo, el neoliberalismo secuestró la libertad individual, mientras ésta se enfrentaba al comunismo real que la abolía. De ese modo, la libertad individual fue aplastada entre la junta central de accionistas y la junta de planificación central, y el progreso social sufrió un colapso global. Ocurría esto mientras el progreso científico y tecnológico nos acercaban a una posible liberación del trabajo asalariado por medio de los robots. Pero elegimos ser dependientes. Desde ese anarco-capitalismo se generan interferencias sobre todos los poderes y se secuestra, así, la libertad individual de todos a favor de una minoría muy distinguida, pero poco selecta. Interfieren en: los medios de comunicación, porque estos se deben al mercado, en el legislativo, en el ejecutivo y, aunque sólo sea por tenerlo sitiado, en el judicial; porque necesitan distinguirse. El capitalismo anárquico se ha hecho vigilante del ciudadano y se ha apropiado de su libertad dejándola en un simple consumismo. Llegamos así a una situación alejada del progreso social, pero con posible rectificación: pues hoy en día pueden hacerse muchas cosas que antes eran muy complejas.
Ahora no se trata de proteger los derechos de trabajadores convertidos en entes productivos, sino de convertirlos en empresarios de sí mismos para que puedan acudir al mercado de la competencia en busca del triunfo de su actividad. Sólo la actividad vocacional, desde la libertad individual y la igualdad de oportunidades, podrá guiarnos a un auténtico progreso social. Pero debe garantizarse que quien fracase en su empeño no será abandonado a su suerte, al existir siempre la retroalimentación de tener la actividad vocacional mínimamente retribuida, dando así oportunidad a la libertad individual.
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