Santa Bárbara, patrona de los mineros
Hace 65 años conocí a la patrona de los mineros y desde entonces permanece en mi corazón, y ¿por qué?, porque es la patrona de los mineros. Se celebra esta festividad el 4 de diciembre, y es también un 4 de octubre de 1951 cuando unos autobuses recogían en la calle Santa Cruz de Oviedo (frente a la entonces Caja de Jubilaciones) a unas 100 niñas aproximadamente para un internado con destino al Colegio Santa Bárbara en Soto del Barco, entre las que me encontraba yo.
Recuerdo perfectamente cuando llegamos a la explanada del Palacio de la Magdalena, que es como hasta entonces se llamaba, pero a partir de nuestra llegada sería Colegio Santa Bárbara, que fue “creado para la formación y estudio de las hijas huérfanas de los mineros”.
Llegamos de noche y la dirección nos esperaba. Bajamos el “equipaje”, unas llevaban maletas de cartón, otras de madera y la mía era de tela, posiblemente la más humilde. Pero dentro llevaba muchos recuerdos del “pueblín”.
Según pasaban los días en el internado me daba perfectamente cuenta del motivo por el que yo había llegado hasta este lugar. Lo habían pagado nuestros padres muy caro, cuando un día como tantos salían al trabajo y aquel día no volvieron. ¡Qué poca seguridad había en las minas!
Mi promoción fue la primera y no dejé en todo este tiempo de ir por Soto. Y ahora en cuanto puedo voy y más aún a celebrar la festividad de Santa Bárbara, entre recuerdo y abrazos y alguna que otra lágrima entre las antiguas niñas y las siguientes que vienen pisando muy fuerte para que Santa Bárbara siga siendo nuestro ídolo.
Las puertas de este internado se cerraron hacia 1993 “cuando la crisis de las minas”, no lo sé, pero la patrona de los mineros, gracias al pueblo de Soto sigue en su trono con la lámpara encendida, y es allí donde todos los años se celebra la misa, oficiada por el padre Santa Clara y el párroco de Soto. Allí se canta la canción de los mineros.
Por último, quiero decir que el Colegio Santa Bárbara sigue en su sitio “por fuera tiene la gloria y por dentro el paraíso”, ya que los nuevos inquilinos la marcaron con estrellas pero yo digo que bien pudieron ponerle cinco, porque es una maravilla.
Y me quedo con los recuerdos vividos el día de Santa Bárbara.
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