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La industria del cine, ¿arte o entretenimiento?

27 de Diciembre del 2016 - Nerea H. Erimia (Las Vegas (Corvera))

La palabra cinefilia tiene mucho que ver con el cine. Más de lo que puede parecer a simple vista. De la misma forma que el sufijo filia ha perdido casi por completo su significado inicial por personas que utilizan el mismo como si nada, el propio cine ha perdido la calidad que debería tener por personas que disfrutan y valoran la mediocridad de determinadas cintas que no merecen aplauso alguno.

Etimológicamente, podemos decir que es una palabra que significa AMAR. Para todas aquellas personas que digan un te amo como si nada a sus parejas de dos días, es lógico que utilicen como si nada también esta expresión cuando en el fondo SÓLO quieren decir que les gusta el cine como les gusta el fútbol, jugar de vez en cuando a la videoconsola o comer patatas fritas de bolsa.

¿A qué viene tal explicación? Podría decirse que una mañana cualquiera, leyendo precisamente este periódico, me encuentro con una carta que promete tratar un tema interesante pero que al final se queda en en una pobre intención: La industria del cine, ¿arte o negocio? Un manifiesto donde se tratan una serie de cosas que deja con la palabra en la boca a quien tiene algo que decir sobre el mundo del cine y del arte.

Para empezar, el sujeto de esta carta se define como un cinéfilo limitado por el año de su nacimiento en cuanto al conocimiento o sentimiento que puede surgir con respecto al cine y simplifica su cinefilia como ver películas en el cine y en casa. Precisamente, lo que hace la tecnología no es limitarnos, sino abrirnos todos los caminos para que si realmente sentimos un sentimiento tan fuerte por el cine como el AMOR (cinefilia), nos empapemos de todo. Alguien que AMA el cine no define su cinefilia con unas palabras tan simples y encaminadas al ocio más que otra cosa. Algo que las personas con pasión de verdad hacia el cine sí que comprenderán, pero los que no, no.

Que a estas alturas nos quejemos del precio del cine es cuanto menos triste, que es lo que hace este caballero. Es como si nos llevaran fustigando años y años con la misma bara pero, eh, empiezo a notar el escozor de las heridas justo ahora y además quiero un premio por darme cuenta.

¿Cómo podemos, señores, quejarnos de que la industria del cine es un negocio cuando somos nosotros mismos quienes permitimos esto y quien les obligamos prácticamente a convertirlo en tal? ¿No somos los primeros en ir a ver blockbusters horribles y repetitivos con historias ya relamidas por un director y otro? ¿No somos los primeros que nos sentamos en la butaca cuando Marvel intenta expandir su universo hasta el infinito y más allá? Hemos convertido el cine en una industria, en una industria de ocio. Cuando empecemos a apoyar proyectos más independientes, quizás menos entretenidos, y que nos hagan dar más vueltas a la cabeza, más cercanos al auténtico arte que al parecer estamos demandando, la industria se verá obligada a cambiar y darnos lo que demandamos: arte y no ocio. Nos retroalimentamos de mediocridad y encima demandamos que nos den lo mejor cuando, si nos lo dieran, en el fondo, no lo querríamos porque es más fácil y divertido revolcarse en la mediocridad de las producciones más rentables. Es gracioso como poco, y más lo es como continúa la carta a que hago mención: ¿Cuánto tiempo tardarán los fundamentalistas avariciosos del Séptimo Arte en cargarse el cine como espacio de ocio? Pero, ¿no demandabamos arte? ¿En qué quedamos?

Sin embargo, atentos. No todo son espinas en este rosal de pétalos en palabras. Como bien se menciona en el susodicho escrito, las plataformas como Netflix y compañía, aunque parecen ser la octava maravilla para la mayoría de la gente, para aquellos que demandamos alguna clase de cine o series un tanto peculiares (no todos nos cortamos por el patrón de las últimas series del momento), resulta una igual pérdida de tiempo por tener que acceder a la descarga o visionado online tarde o temprano. En el momento en que esto se solucione, mis oraciones y mi dinero irán hacia estas plataformas pero por el momento no porque soy imbécil, pero tanto tanto no.

Finalmente, me despido de este caballero, de todo aquel que me lea y, sobre todo, del cine.

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