Cuando contar con un pediatra es un lujo
Lunes, seis de la tarde. Acudo con mi hijo al centro de salud de Cangas del Narcea. Le atiende un médico de atención primaria. Le explico los síntomas que lleva arrastrando una semana y, tras una exploración física, le da la misma medicina que hace una semana le recetó otro facultativo, pero con distinto nombre comercial. Le explico que eso no ha funcionado y que los síntomas se han agravado. Me emplaza a que acuda al pediatra al día siguiente.
Le doy las gracias y salgo con mi hijo en brazos. No sabría describir cómo me siento. Rabia, tristeza, preocupación, angustia, pero sobre todo impotencia.
Sé que mi hijo está enfermo y tendré que buscarme la vida para que alguien le lleve al pediatra al día siguiente... O tal vez ir a urgencias del Hospital Carmen y Severo Ochoa, donde si los médicos lo creen conveniente, llamarán al único pediatra que habrá en planta, para que le atienda. Lo que cada vez hace más gente es desplazarse un sábado por la mañana, previo desembolso económico, a que alguien le realice a su hij@, un reconocimiento cuando no se puede esperar, que los hay, y no siempre pueden pagarlo.
En tal caso, pido disculpas por ser madre trabajadora y no tener la disponibilidad necesaria para llevar a mi hijo a que le reconozca la única pediatra que pasa consulta por la mañana, de lunes a viernes. Consulta que está saturada, ya que es frecuente que llamando el martes, no puedan dar cita hasta días después, porque ya están todas las horas dadas. Esto es así porque entre las consultas diarias y las revisiones por edad no se da abasto. Los casos que se dan en este momento son flagrantes, a saber: meses de retraso en las revisiones, retrasos en la administración de vacunas, esperas en algunos casos desde febrero para la de la tosferina. Para esta vacuna, se da prioridad a las mujeres embarazadas.
Pues bien, cuántas gestantes habrá en toda la comarca que sólo hay vacunas para ellas (¡y gracias!), ni que esto fuera una gran área metropolitana o hubiera un "boom" de natalidad. Juzguen ustedes si esto es admisible. ¿Será ése el problema, nuestro lugar de residencia o el hecho de que quieran desmantelar poco a poco servicios?
Ahora han puesto un parche: otra pediatra que viene un día a la semana (cuando viene) y que aligera algo la carga de trabajo que aguanta la única profesional que hay en este momento, y que no sabemos cuánto durará en su puesto vistas las circunstancias, ya que es interina. Esta misma médica, que viene a veces, rota por otros centros de salud del área II: Navelgas, Tineo... Ya no es que un pediatra de guardia en el centro de salud sea un lujo, es que el lujo es tener pediatra.
Ante esta situación, son varias las preguntas que me hago, como madre y como usuaria: ¿es que no hay pediatras en Asturias deseando trabajar? ¿Es que no quieren venir a Cangas del Narcea, le tienen pánico a esta carretera que hay para llegar? ¿Cuándo va a hacer el SESPA o sus responsables algo al respecto? No se trata de asfaltar una carretera (que también hace buena falta), es la salud de nuestros hijos lo que está en juego. Los responsables de que vivamos esta situación en este momento y que llevamos aguantando tantos meses ¿tienen hijos?, y si es así, ¿se ponen enfermos? Cuando esto sucede, quieren que les atienda un profesional cualificado, ¿no es cierto? A buen seguro tienen uno cerca de casa. Y con esto quiero dar las gracias a los médicos de atención primaria y de urgencias, por su buen hacer. Solucionan problemas con la mejor disposición, pero, seamos sinceros, si tienen un problema cardiaco, querrán que les atienda un cardiólogo, no un traumatólogo, ¿verdad? ¿Sería tanto pedir que se cubrieran las plazas de pediatría que hay vacantes, o crear alguna más, para dar al menos una respuesta digna a las necesidades de los niños y niñas de esta comarca?
Esto está pasando ahora mismo en el área sanitaria II. Al consejero de Sanidad, señor Del Busto, le animo a que busque el significado de la palabra empatía. A que haga un ejercicio de humanidad con estos padres y madres. Que revise su gestión, se dé una vuelta por aquí y palpe lo que sucede. No sólo cada cuatro años, sino más a menudo.
A todos aquellos que disfruten de pediatra en su centro de salud, mi enhorabuena. Viven en un sitio privilegiado.
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