Jesús Landeira, un gran alcalde de Valdés
Treinta años han pasado desde que en la alcaldía de Valdés tomó el relevo Jesús Landeira, quien se mantendría en el cargo durante cuatro mandatos completos hasta el año 2003. Con independencia de creencias políticas –que desde luego no son mi causa–, pocas personas le discutían dos cosas: un conocimiento exhaustivo de un concejo muy extenso y complejo y una humanidad a prueba de bombas.
Los años 80 fueron la época en que los ayuntamientos, que olían a cerrado y naftalina, se abrieron a los ciudadanos, y en Valdés ese tiempo vino de la mano de Jesús Landeira. Dejó de hablarse de "la beneficencia" para empezar a hablar de servicios sociales y la zona rural cobró importancia cuando había sido secularmente olvidada. Quizá por eso Landeira fue el primer alcalde de todo Valdés y no solamente el alcalde de la capital, Luarca.
Criticado no pocas veces por la apariencia de improvisación en su gestión, a Landeira le preocupaba mucho más crear empleo para sus vecinos en paro, mejorar la educación y dar importancia al territorio y al medio ambiente.
Gracias a los planes de empleo del Principado y a los fondos estructurales europeos, se llegaron a tener dos equipos de trabajadores en el asfaltado de caminos y otros dos equipos de hormigonado para aprovechar todas las horas de luz del día. Demostró que la natación olímpica o la educación en un Conservatorio musical no tenían por qué ser cosa de pudientes y élites urbanas. Siempre prefirió la utilidad de las obras de saneamiento de aguas a las obras ostentosas y aparentes, que seguramente le hubieran reportado más votos. Por primera vez hubo un servicio de Cultura y abrió el centro de apoyo a disminuidos psíquicos adultos. Sus relaciones con los empleados públicos municipales y con los sindicatos siempre fueron excelentes.
Heterodoxo sin complejos, Josep Borrell, siendo ministro de Obras Públicas, tuvo que aguantar al entonces alcalde leyéndole la cartilla por usar herbicidas tóxicos en las carreteras, que mataban a la fauna, y hasta a todo un presidente del Principado, de su propio partido político, se le cayeron los palos del sombrajo cuando, en una gran manifestación en contra de sus políticas que transitaba la calle Uría de Oviedo, vio que uno de los que la encabezaba era Jesús Landeira, con el que había corrido delante de los grises.
Hoy, tanto la prensa como la televisión y la radio, como los vecinos de Valdés con los que me encuentro, me trasladan una imagen sombría del concejo valdesano: indemnizaciones millonarias a particulares por el actuar incorrecto del Ayuntamiento, obras y proyectos que han acabado en fiasco, y, sobre todo la falta de logros y actitudes de una clase política que –en el caso de que busquen el beneficio del concejo– sus vecinos no parecen notar, a lo que se debe añadir una elevada conflicitivad laboral hasta extremos inusitados.
En mi opinión, Jesús Landeira ha sido el mejor alcalde de Valdés desde finales del siglo XX a comienzos del XXI. Al menos por ahora, no ha surgido un nuevo alcalde que haya superado sus logros, aunque los que queremos al concejo valdesano sabemos y deseamos que los actuales tiempos de tribulación serán superados. Cuando llegue un nuevo alcalde o alcaldesa que sea capaz y humano, del color político que los valdesanos democráticamente decidan, que, por favor, le dé la mano a Landeira y aprenda de él.
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