Desafección y hartazgo
Tengo una edad que me ha permitido vivir la desaparición del caudillo, por supuesto la memorable transición y el advenimiento de la democracia en nuestro país. Democracia en la que siempre he creído como el sistema político menos malo y que hipotéticamente permite la participación de los ciudadanos en el gobierno de las instituciones y del Estado.
Mas con el paso del tiempo, diversas circunstancias negativas han hecho cambiar algunas de mis convicciones, si no la creencia anterior, sí al menos la confianza en gran parte de la clase política. He tenido que ver, asimismo, cómo mi voto era manipulado cuando mis elegidos pactaban con otros a los que yo no había votado, ni votaré nunca. Y aunquese diga que eso permite la gobernabilidad, personalmente creo que es más bien un camino para lograr puestos de poder y ventajas partidistas.
He comprobado en reiteradas ocasiones, que el talante ideológico de un partido no importa demasiado. La corrupción, por otra parte, me está obligando a reflexionar ampliamente sobre el tema. Y aunque es evidente que no todos los políticos son corruptos, sí me inclino a pensar que los casos descubiertos hasta el presente son una pequeña parte delas maniobras lucrativas existentes en nuestra patria.
Porque, además, ¿para qué quiere ser elegido un político? ¿Por vocación? ¿Por servir a los ciudadanos; ¿Para contribuir al progreso del país? Seguro estoy de que si el salario medio y los momios y prebendas que disfrutan los políticos fueran igual o parecidos al de la mayoría de los trabajadores, no habría tantas vocaciones de servicio.
Resumiendo. Estoy decepcionado y creo que no me acercaré a una urna durante mucho tiempo si las cosas no cambian de óptica. No quiero hacer proselitismo de la abstención, pero sí dejar una pregunta flotando en el aire: si se diera el caso de que en próximas elecicones hubiera una abstención alta, ¿cambiaría algo la situación?
José Antonio Gutiérrez González
Piedras Blancas
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