Ahora, hasta el médico de cabecera
No me digan que aquí no hay que despedir a alguien, alguien de los que cobran bien, mandan mal y planifican peor. Si teníamos poco con las listas de espera en hospitales, ahora también contagia a médico de cabecera, donde se acerca a los 15 días dicha cita con él en algunos centros como bien refiere LA NUEVA ESPAÑA, ¡esto ya es para Juzgado de guardia! O sea, una gripe que dura seis días, el médico me lo dan para dentro de 15 días, me da tiempo a sanarme por mí mismo la primera gripe, repetir otra, y, cuando ya curado, sano y salvo, acudir a la cita del médico. Como verán, anacronismo, ineptitud e irresponsabilidad a partes iguales.
Aquí no sólo hay dejadez, están cometiendo delito contra la salud pública; pasamos de campañas donde había que acudir al médico por nada y rápido, revisiones periódicas sin tener ningún síntoma de nada (lo que llamaban medicina preventiva) a pedir cita y tener que esperar incluso para el médico de cabecera; insisto, ¡esto es de Juzgado de guardia!
Quien hace el organigrama funcional, quien planifica plantillas, debe dar explicaciones, el por qué se juntan en un mismo mes demasiados de vacaciones y días de descanso; por qué, si falta personal, medios, etcétera, no los exige. Si no se los dan, ¡váyase! Qué pinta, si no pinta nada.
Leemos con menos asiduidad de la que tenemos conocimiento todo lo relacionado con listas de espera vergonzantes, sea en espera de traumatólogo, resonancias, colonoscopias o, como en mi caso, cita para octubre del próximo año para endocrino. ¿Esto es más serio de lo que aparenta, no miren para otro lado, señores del Gobierno asturiano?
Aquí las culpas no las tiene nadie, el Presidente porque está a otras cosas, ¡vaya cómo de bien le puso Rozada, Javierín! Si alguien con ese caché socialista les coloca a ras de suelo, quiere decirse que por mucho que nosotros intentemos que se levanten, sólo conseguiremos perder el tiempo, pero denunciarlo ¡sí! Mantenemos y eligen ustedes a dedo: ministros, consejeros, gerentes, directores, mandos, etcétera, de Sanidad, para que todo funcione mejor, pero pasan los meses, años, ven impasibles la decadencia, la ineptitud, y todos quietos. ¡Despidan a alguien, caray! ¡A ustedes mismos! No puede ser que no exista alguien capaz en la Administración para poner las cartas sobre la mesa y darle soluciones a estas listas de espera escandalosas de 10 y 12 meses.
¿Se necesita personal, tecnología, maquinaria, instalaciones, etcétera? Pero no hay dinero, ¡díganlo!
¿Lo que hay es suficiente, pero mal organizado? ¡Pues háganlo!
¿Los profesionales son los culpables, son los mandos intermedios, son los más arriba o nadie es culpable en esta santa casa del mal funcionamiento? ¿O quizá lo son por abuso los pacientes y familiares? ¿Nadie analiza estas cosas? Hoy leemos otra carta de quejas de la planta de cirugía, hay alguna enfermera y auxiliar de dicha planta que no debiera estar trabajando en nuestra sanidad, por experiencia propia, por esta carta de hoy y por otras referencias; no se pide amabilidad siquiera, sólo profesionalidad, y quien no sepa estar a la altura, ¡despido inmediato! No es un trabajo cualquiera, se necesita: sensibilidad, respeto, profesionalidad y muchas ganas de hacer por los demás; están esperando cientos, en la cola del paro, por un empleo así; para darlo todo por enfermos y familiares.
Por último, creo que con ustedes no tiene remedio, ninguna receta, ya que para ustedes todo funciona bien y mejor: ustedes y sus familiares no tienen listas de espera, por eso nos quejamos los que las tenemos y que somos los que les pagamos. En otros países la sanidad funciona peor, así es, pero vamos camino de emularlos, como ya lo hacemos en empleo precario y salarios de miseria en otros sectores. ¿Se creen que los empleos y salarios suyos seguirán por mucho tiempo protegidos contra la precariedad, sin poner algo más de su parte en dedicación y responsabilidad? Deben hacer algo más para remediar el sarao en que convierten nuestra sanidad pública, que sólo funciona divinamente para ustedes.
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