Había una vez un circo...
No creo que se pueda estar más hartos y decepcionados de la actitud de esta gente, de estos gobernantes que tenemos en el Principado, que incumplen sistemáticamente todo aquello que osan prometer o comprometer, de los que estamos en el puerto de Viavélez. Su nefasta gestión es posible que venga dada por su manifiesta incapacidad para resolver los problemas de la ciudadanía. La desidia, la dejadez o la indolencia que ejercen en sus cargos machacan a todos aquellos que tenemos la desgracia de sufrir carencias y que pedimos a gritos el amparo de nuestros gobernantes. ¿Acaso hay necesidad de mentir de forma tan desvergonzada y atrevida para acallar nuestras quejas y demandas? A todas luces, esta actitud es tremendamente inmoral, lo que la convierte al mismo tiempo en una práctica falta de toda decencia, cualidad imprescindible en cualquier gobernante digno. Al igual que en otras profesiones que tienen naturaleza de servicio al prójimo, ésta, la política, debe ser vocacional y añadida a unas ciertas aptitudes, así se convertiría en la mejor herramienta para lograr conducir con cierto éxito una sociedad. ¡Soñaba el gallo...! Claramente, no encontramos ninguna de estas cualidades en nuestros actuales gobernantes y sólo nos queda esperar que algún día tengamos los servicios y atenciones que por derecho nos merecemos y corresponden.
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