Cómo ser buen ciudadano
Ahora hay que consumir. Y los ciudadanos a los que la crisis no ha afectado gravemente tenemos la obligación de gastar para que el pequeño o gran comercio no se hunda. Pero no, al ciudadano le ha gustado esto de ahorrar, de comprar esas marcas blancas ( que no hace mucho eran tan buenas como las de renombre y ahora nos dicen que son mediocres), de consumir lo necesario y mirar el céntimo. El ciudadano es egoísta, rácano e insolidario. Ahora lo sabe y se avergüenza por ello, así que se lanzará a comprar para acallar su conciencia.
Se lanzará a comprar como no hace mucho. Cuando la sociedad en que vivía era consumista y despilfarradora a la par que triste en comparación con los países tercermundistas pobres pero alegres, ante quienes teníamos que sonrojarnos por nuestra buena vida. Claro que entonces los mileuristas ( o menos- mileuristas) con trabajos precarios y los jubilados y viudas con pensiones de risa, eran raras flores exóticas que los medios de comunicación descubrieron no hace mucho con asombro.
Pobres ciudadanos que han de gastar o no, reciclar, ahorrar energía, comprar bolsas ecológicas, adquirir artilugios (gran parte de ellos eléctricos) envueltos en grandes plásticos y cambiar de coche cada año mientras, desconcertados son humillados porque no hacen lo contrario a lo que hasta ayer se debía hacer. Así se convierte uno en buen ciudadano.
Rafael Fco. Ibañez es miembro de UPyD.
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