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Papá y mi Navidad

24 de Diciembre del 2009 - Susana Alonso Pérez (La Caridad)

Día 24 de diciembre, la Nochebuena, la más dulce de todas las noches para mí, y a la vez, la más amarga, ha llegado el Señor, y a la vez ha nacido mi hijo, pero… ¡me falta mi padre!

Son tantas las sensaciones de alegría y a la vez de tristeza en estas fechas para mí que no puedo sino intentar ser feliz, pensar en la Virgen María, pensar en San José, en ese niño que dio todo por cada uno de nuestro ser.

Yo intento hacer lo mismo, pensar en mis dos amores, mis hijos del alma, e intentar olvidarme de las desgracias que me amargan.

Me falta mi padre, todos los días por igual, pero en estas fechas me falta con mayor claridad, él era simpático, guapo, alegre, divertido, lo tenía todo para ser el mejor padre del mundo, incluso su manera de hablar, de expresarse sin regañar, aunque estuviera diciendo algo que te lastimara de verdad.

Y un buen día Dios decidió llevárselo con él, dejarnos sin su sonrisa, sin su hablar, sin sus caricias, sin esa manera especial que tenía de expresar cuánto nos quería.

Pero sé que allí arriba está vigilando cada uno de mis pasos, cada uno de mis tropiezos, aplaude cada uno de mis logros y cuida con esmero sus dos soles que son mis niños.

Papá, sé que estás ahí, cada minuto de mi vida, y en Navidad yo te añoro más que nunca, te necesitamos aquí, a mi lado, junto a la familia, junto a todos nosotros, al lado del árbol de Navidad, como cada año por estas fechas. Tú siempre ponías esa nota de color que nunca falta en ningún hogar, risas, cuentos, canciones, incluso tu guitarra sonando, nunca podía faltar, y ahora, que estás tan lejos ¿cómo lo podré soportar?

Hazme una señal, envíame un silbido, un guiño de ojo al pasar, en cualquier escaparate de todos los que hay decorados por Navidad, todos con tantas luces y colorido, y sin embargo, para mí, tan apagados y sin brillo.

Sé que me puedes oír, que me puedes hablar, porque cada día que pasa yo te necesito más, intento ser fuerte por ellos, por mis niños, y no desesperar, pero cada día me cuesta aún más poder caminar, sin tu mano, sin tu ayuda, sin cada palabra de fuerza y de sabiduría, todo eso que tú me dabas, sin ser ningún filósofo de la vida.

Cada Navidad, canto una canción para ti, sonrío para ti, me levanto y cocino como si tú fueras a venir, y al final, antes de que me pueda dar cuenta, siempre estás ahí, detrás del árbol de Navidad, sonriéndome, alargando tu mano para estrechar la mía, y le doy gracias a Dios porque te envía para hacerme más feliz en estos días.

Y como hago cada año, te deseo Feliz navidad, te beso, te abrazo y hasta te puedo tocar, en un instante tantas emociones para recordar que vuelve a quedarme otro año por delante hasta que llegue la siguiente Navidad y de nuevo le pido a Dios que te haga regresar, que me dé salud para verte y poderte tocar, sentir ese calor humano, calor de un padre de verdad. Con todo mi cariño, para ti, papá.

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