¿Qué ocurre con la electricidad?
Muy sencillo, si te lo tiene que explicar un directivo de una de las empresas suministradoras, o un ministro, o el mismo presidente del Gobierno, acabarías sin enterarte de nada. Entre los ciclos combinados, los megavatios, etcétera, acabarían por soltarnos un soliloquio que provocaría bostezos y lagrimeo incesante, para caer en el más absoluto sopor. Ahora, si te lo explica alguien que sabe (y no hablo de mí), finalmente acabas teniendo un concepto general que te explica cómo funciona este país. Vamos a intentarlo.
Cuando el país navegaba en la abundancia y la demanda de energía para las empresas aumentaba, las eléctricas se pusieron a construir centrales de ciclos combinados (que son las que usan el gas para la producción eléctrica) al mismo ritmo que el sector de la construcción sembraba urbanizaciones, palacios de Justicia y museos. Imaginaos hasta qué punto creció, que en el año 2008 se generaron 91.000 Gwh., y me diréis "¡oooh!", pero como me imagino que vuestro conocimiento coincide más o menos con los míos, trataré de explicaros la segunda parte, independientemente de que sepamos cuantificar si es mucho o poco. ¿Qué cara se os quedaría si os digo que en 2013 esa producción descendió un 88 por ciento? Vale, que si la crisis, que si hay menos empresas, etcétera, lo grave del asunto es que después de construir plantas por todo el país, ahora la mayoría está parcial o totalmente parada, y me diréis "¿por qué?". Buena pregunta: pues porque en este país todo, absolutamente todo se reduce al dinero; el oligopolio de las eléctricas quiere dinero sea al coste que sea, los políticos, también, ¿a quién se lo sacamos?, eso es, a los consumidores, que no quieren gastar su dinero, porque en la mayoría de los casos necesitamos comer, vestirnos, pagar la hipoteca, etcétera, y andamos con lo justo. Voy a ir más allá, si por un casual se te ocurriera recurrir a la energía solar (renovable y más barata), te multan, gracias al ministro Soria (chorizo afín al ciclo, llámalo combinado si quieres, sabe jugar en la Administración y en los paraísos fiscales).
Yo me pregunto: si las empresas eléctricas construyen plantas por su cuenta y riesgo y por error de cálculo (ambición desmesurada) construyen más de las necesarias, ¿tenemos que pagárselas los ciudadanos? Recordemos que estas empresas son mucho de privatizar beneficios y socializar pérdidas. Usemos el mismo caso para otro tipo de negocio que solemos usar tanto como la energía eléctrica: un bar. ¿Sabéis de alguien que haya montado un bar, no le haya ido bien y el Estado le haya dado subvenciones para hibernarlo o desmantelarlo? ¿No? Pues eso es lo que estamos pagando ahora mismo. Si las plantas eléctricas funcionaran a pleno rendimiento, pagaríamos un precio mucho más justo, y hablo de empresas y ciudadanos; sin embargo, el ánimo de lucro ha sobrepasado la decencia y lo que hace unos años era un bien básico, hoy se considera un lujo. Recordemos que hay gente que no puede usar la calefacción, recordemos que muere gente y, mientras tanto, políticos y mafia del sector siguen enriqueciéndose a costa del pueblo y sin mover un dedo para que esto cambie.
Según Unesa, la patronal de las grandes eléctricas, el año 2016 cerrará con algo más de 6.000 GWh. comprados, el equivalente al 2 por ciento de la demanda interna. Yo, sinceramente, viendo la fuente, y según información contrastada en algún medio especializado, exportamos a Francia más de lo que le compramos. A alguno se le encenderá la bombilla y se preguntará ¿y por qué exportamos, si en caso de que tuviéramos más energía esto redundaría en un abaratamiento de la misma? Efectivamente, no interesa una energía barata, ¿cómo pagaríamos entonces todos esos sillones en consejos de administración a Felipe, Aznar, Acebes, Borrel, Solana, Ana Palacio, Solbes, Marcelino Oreja, Miquel Roca, etcétera?...
España, país de pandereta, en donde el colmo de los colmos consiste en seguir la corriente a quienes nos llevan sableando desde hace años.
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