En tinieblas
(Respuesta a la noticia publicada el 16 de diciembre de 2009, en este medio, en la sección de Avilés, cuyo titular es: "El alumbrado público, a media luz")
El plan de ahorro energético que está llevando a cabo el Ayuntamiento de Castrillón deja bastante que desear, por no decir otra cosa. En Coto Carcedo han cambiado las farolas de la zona pública, pero a los vecinos se nos ha "invitado" a "colaborar", haciéndonos cargo de la mitad del gasto que supone adecuar al nuevo sistema de alumbrado aquellas farolas que, según el propio Ayuntamiento, están en zona privada. Curioso. Se trata de unas farolas que no sólo son idénticas a las de alumbrado público, sino que de su consumo siempre se ha hecho cargo el Ayuntamiento, y de hecho, se encuentran enganchadas a la red de alumbrado público. Bonita paradoja: son públicas, en zona privada. Parece ser que debemos agradecer al Consistorio que durante estos últimos años se haya hecho cargo de su consumo y mantenimiento, porque ahora tiene muy claro que no eran de su competencia. Y, casualmente, desde el día en que empezaron con el cambio de alumbrado en Coto Carcedo, las citadas farolas no han vuelto a alumbrar, estamos medio a oscuras. El hecho es que hemos aceptado ocuparnos del gasto y hemos sido informados de que, en ese caso, el Ayuntamiento seguirá ocupándose de ellas como hasta ahora. Sin embargo, y a pesar de que en breve pagaremos la derrama correspondiente, nos tienen sin luz.
Por otra parte, no es cierto que ya estemos disfrutando de la baja intensidad de luz en horario de doce a seis de la mañana. De momento, únicamente se han sustituido las farolas, pero la intensidad no ha variado, o al menos no hemos notado nada, de lo cual me alegro porque, verdaderamente, ¿para qué queremos tener menos luz cuando más se necesita? Ahorren en cemento, y dejen de rehacer lo que ya estaba hecho, como la plaza de los Patos de Salinas, con la que todos los vecinos del municipio estábamos bien contentos, por cierto.
Mientras tanto, las dudosas farolas "público-privadas" que alumbraban algunas zonas de la calle Pico Agudo, por ejemplo, siguen sin brillar. Así que decoremos nuestras casas con luces navideñas, porque las de la calle brillan por su ausencia.
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