Nos están engañando
En esta vorágine mediática donde las noticias van y vienen a una velocidad sideral, aparecen viejas historias no se sabe a qué asunto, como los amoríos del rey padre, que mejor se hubiesen sacado cuando reinaba y ese ruido de fondo permanente que ya no incomoda ni a los propios implicados, como es la corrupción sistemática del PP con los casos Gurtel y Púnica.
A ello se añade este vendaval yanqui en el peor sentido del término, protagonizado por un presidente electo democráticamente parece, del cual son imprevisibles las consecuencias que tendrán sus decisiones políticas en comercio internacional, cambio climático, refugiados, derechos civiles y lo que se le ocurra.
Digo que todo lo anterior que nos maltrata y distrae, no puede alejarnos de la gravedad que tiene dos asuntos también relevantes para nuestra vida cotidiana.
Más cerca el de la contaminación, donde se viene negando los hechos evidentes que padecen los ciudadanos en municipios como Avilés, Oviedo o el que me toca más cerca de Gijón. Hace varios años ya, se hicieron manifestaciones en la zona oeste que murieron bajo las promesas de tomar medidas que nunca llegaron, manteniendo un nivel insalubre el aire que poco a poco va minando la calidad de vida y genera dolencias crónicas e irreversibles en varias generaciones.
Recientemente los ecologistas, principalmente, han denunciado que los índices en partículas y CO2 en toda Asturias eran alarmantes y que debían adoptarse medidas drásticas para corregirlos. Desde la Consejería de Medio Ambiente se descalificaba estas declaraciones, argumentando que todo estaba bajo control y que los datos de las estaciones de medición, eran normales.
Ha tenido que publicarse el informe del Observatorio de Sostenibilidad, para poner las cosas en su sitio. Asturias está a la cabeza del país según población en contaminación industrial, el doble que la segunda, siendo la térmica de Aboño la que más polución emite.
¿Cómo puede permanecer en el cargo la consejera responsable, cuando ha estado engañando a la ciudadanía y además los datos revelan que su departamento ha sido incapaz o no ha querido poner remedio a esta peste silenciosa pero maloliente, que ataca sin compasión a los que habitan los núcleos más afectados?
El otro tema del que quería hablar, es de la tomadura de pelo con el precio de la energía a cuenta de la lluvia, el viento y lo que exportamos a Francia. Pero no tengo más espacio, será en otra misiva. Solo decir que ya basta también de engañar y maltratar a la población, sobre todo la que menos capacidad tiene para hacer frente a los costes brutales de un servicio, que debe ser considerado de primera necesidad. Estoy esperando una reacción contundente de la oposición política, en ambos asuntos. Se lo merecen.
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