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El agradecimiento a la sanidad publica ¿interés, candidez?

31 de Enero del 2017 - José Viñas García (Oviedo)

Respeto a todo el mundo, cada cual puede alabar y agradecer hasta los derechos que le asisten; también puede ovacionar en público a quien cumple con sus obligaciones; puede incluso, reverenciar a los profesionales por hacer su cometido; pueden hacer lo que les venga en gana. Pero lees cada carta, que dan ganas de sentir pena ajena por la candidez que atesoran. Hay incluso a quienes se les muere el familiar y se muestran compensados por el trato amable recibido ¿En qué mundo viven? ¿Cómo debieran tratarles? ¿Cómo debieran devolverle al pariente, si murió, y se sienten tan agradecidos? No se trata de culpar a nadie por la muerte cuando es irremediable, pero hay cosas que no encajan a la hora de usar los elogios.

Es como si llevas a reparar tu coche (un objeto material sin más valor que eso) el mecánico te lo devuelve inservible, y además le recompensas con halagos porque es un buen tipo en tratar a los clientes; si no supo reparar tu coche, por roto que estuviera ¿Lo recomendarías, o volverías a él con otro coche? Reparar lo fácil, lo remediable, no tiene ciencia alguna, la excelencia está en los retos difíciles. Pues imaginen que en vez de un objeto, sea una persona ¡Ya se! Puede que tanto el coche como el familiar no sea culpa del médico ni del mecánico que no tengan remedio y reparación, pero de ahí a agradecer, y recomendarlos, va un trecho. Cuando salen vivos del recinto Hospitalario, después de que entraran hechos unos harapos, admite sentirse contentos y orgullosos de nuestros profesionales públicos, pero tampoco corresponde destacarles por el trato, es su obligación, entra en su sueldo, tratar correctamente a pacientes y familiares, solo si sobresalen, el merito bien pudiera ser considerado.

Todas estas personas que agradecen en público a los profesiones por ser bien atendidos, (insisto: es su obligación) están de alguna manera contrarrestando las críticas, menos comunes pero más creíbles, ya que nadie se levanta un buen día de la cama, y se dice, hoy como nada tengo que hacer voy a criticar a médicos o mecánicos; cosa que sí bien pudiera pasar con las ponderaciones: puede que sean personas con intereses, enchufados, familiares, o que la razón de su ingreso sea meramente rutina para todos, cómo pudiera ser acudir para ser madre ¡pues si! Hay personas que escriben de lo bien que les atendieron al parir ¿Qué habría que hacer con aquellas mujeres parteras (Mi abuela una de ellas) que ayudaron a cientos de niños a nacer; fuera de noche, de día, nevara o hiciera calor, siempre prestas por caminos y veredas sin más ayuda que su maña y solidaridad? Sin medios técnicos, sin comodidades, sin nada.

Tenemos lo que merecemos: aplaudimos y apoyamos políticos nefastos, dirigentes mediocres, permitimos que nuestros derechos los pisoteen al mismo tiempo ensalzamos las obligaciones de cualquier profesional, etc. ya el colmo de la idiotez, es hacer cumplidos a quien nos trata bien. ¿Qué será lo próximo? ¿Votar a partidos corruptos, apoyar para presidente a quien nos estrujó con anterioridad, admitir que los desempleados deberán serlo de por vida, trabajar por salario mísero y además agradecer de tener ese empleo que no llega para vivir, porque otro estaría dispuesto a cogerlo con incluso menor salario? Cómo ven, nada de lo que nos ocurre es por casualidad, es nuestra propia cosecha.

La Sanidad Publica está en manos de ineptos y acomodados, las listas de espera son un síntoma alarmante, pero existe dejadez, desidia, conformidad, irresponsabilidad y cachaza a raudales ¡ya está bien! Muchos pacientes lo padecen, y lo cruel es que con su salud y en ocasiones con su vida.

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