El medio ambiente de Belén Fernández
Mírala, ahí está viendo pasar el tiempo como si tal cosa. La vida fluye, pero ella permanece en su sitio, habitando plaza en la Consejería de Medio Ambiente, aquel que le llovió de los cielos socialistas hace trece años cuando Tini era dios y Villa, su único profeta. Pretendía seguir transitando de perfil, pero la climatología adversa truncó sus planes. Ahora tiene que empaparse con eso de la contaminación industrial. Llegó la hora del enfrentamiento al poder de la multinacional del acero. Ella no quiere mover sus excelentísimas posaderas, pero el clima social empuja a la reacción. Condenó a la población circunscrita al centro geográfico asturiano a respirar los malos humos industriales durante más de una década. Ni el cáncer ni las alergias y afecciones respiratorias hicieron mella en su sensibilidad medioambiental. Ella, impertérrita, impasible, inmutable, incombustible y, sobre todo, inconsciente. Nunca fue consciente del mal de la inoperancia, de su inutilidad para el cargo, de que los humos, los malos humos, pueden ser perjudiciales para la salud. Estaría bien que Belén Fernández pidiera perdón a las familias de las víctimas de cáncer pulmonar originado por tantos años de respiración asistida por la niebla tóxica y partículas cancerígenas en suspensión. Estaría bien que Javier Fernández atendiera las reclamaciones vecinales y mandara a doña Belén al depósito de cadáveres políticos. Nada de esto va a ocurrir. La dictadura del voto tiene más fuerza que las vidas humanas.
Otros, como Xuan Xosé Vicente, se asoman a "La ventana" de las ondas para reclamar moderación en la defensa de la salud, no vaya a ser que el señor Mittal se enfade y nos deje solos, fanés y descangayados. Su oponente femenina, al otro lado de "La ventana", la señora Laura, otrora comunista combativa, perdió las armas dialécticas como los peces de ciudad pierden las agallas una vez mordido el anzuelo. Ahora la mansedumbre la devuelve a los corrales sin haber movido una sola ceja. No hay controversia. La callada por respuesta.
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