¡Avisados estamos!
Mientras que de una parte nuestros gobernantes nos dicen que las cifras de la macroeconomía de nuestro país van poco menos que viento en popa, de otra, los ciudadanos de a pie: asalariados, pensionistas y peor aún- los desempleados, vamos viendo que cada vez nos lo ponen más difícil para llegar a fin de mes. Salarios y pensiones, no podemos decir que estén congelados, pero poco menos, ya que si bien estos tres últimos años la inflación se había quedado dormida, por el contrario ahora empieza a despertar y se pone otra vez en plan rebelde, haciendo que nuestros ingresos se queden por debajo de nuestros gastos, en muchos casos incluso, por debajo de los gastos considerados de supervivencia.
Uno empieza a pensar que en este país nuestro llamado España, y que va camino de convertirse en sabe Dios, que otra cosa aún peor, por voluntad y mala intención de unos pocos, y dejadez y cobardía de otros muchos, los únicos que parecen tener posibilidad de cubrirse sus espaldas económicamente hablando son, en primer lugar, los futbolistas estrella, y en segundo lugar, los políticos. Para los primeros, el dinero parece fabricarse de goma, estira cuanto unos pocos quieren, y se mueven los millones con velocidad supersónica de manera que parece que ni Hacienda los ve. Los otros, los políticos, parece que para empezar su actividad, se compraron una buena sartén, y la tienen tan bien cogida por el mango, que no hay posibilidad humana de hacer que la suelten; además crecen como las malas hierbas en el campo. Parece que nunca tienen problemas, sirven para todo, y con solo ser fieles al mandamás que a dedo los colocó en sus listas electorales, o como en el caso de algunos de los senadores, nombrados por el dedo del presidente autonómico, acaban colocados en una especie de canonjía que para sí quisieran quienes hayan pasado media vida dedicada al estudio de cualquier ciencia y a pretender hacer la vida más fácil y llevadera a todos los demás.
Por si todos estos males que nos acucian fuesen pocos, ahora resulta que desde el Fondo Monetario Internacional (FMI), -pobrecitos ellos que también tienen sueldos de miseria- , nos salen con la parida de que aún tenemos que esforzarnos más como país, y seguir apretándonos el cinturón, pero eso sí, los de siempre, no vaya a ser que confundamos el sentido de las cosas. Si a ojos de esos señores/as, nacimos para esclavos a su servicio y al de nuestros mandamases, no pretendamos invertir el orden y salirnos del carril que nos han marcado e impuesto. ¡Avisados estamos!
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