"Manchester frente al mar"
En Nueva Inglaterra hay varias localidades con el nombre de Manchester, pero sólo hay una, con 7.000 almas, que esté frente al mar; en el condado de Essex, esquina noroeste de Massachusetts, que es donde se sitúa la acción de la película "Manchester frente al mar", hoy en cartel.
El joven protagonista, interpretado por Cassey Affieck, hace muy bien lo que muy bien le manda el director Kenneth Lonergard; el personaje ha tenido serios reveses en la vida, proyectados en retrospectiva ("flash-backs", como se dice ahora), de los que aún no se ha repuesto; lo cual se refleja en su apagada expresión, su adustez y su apatía. La película propiamente dicha se inicia con otro suceso doloroso, pero, pese a su lógica tristeza, el joven lo sabe afrontar con entereza y esfuerzo; con generosidad hacia los demás, especialmente con su sobrino, huérfano de padre y abandonado por su madre; es cierto que tiene impulsos de desahogo iracundo, pero lo que dice y hace es sensato, esforzándose en arreglar los problemas ajenos. La película mantiene una tensión sostenida, pero contenida y atemperada, con ocasionales compases de música barroca, y con cortes fotográficos de las hermosas costas de la región y de los palacetes de los ricos vecinos bostonianos. ¡Toca respirar hondo!
Su sobrino –muy bien interpretado– pierde a su padre sin inmutarse; es un mozalbete de 16 años, vago y caprichoso, con una pandilla de ruidosos amigos, con dos "novias" con quienes acostarse y que no piensa más que en él. Su tío ha encontrado un trabajo en Boston, a sólo 30 kilómetros de Manchester, y ha alquilado un pisito con dos dormitorios, uno para el sobrino, pero el chico no quiere alejarse de sus amigos. ¡Habrá que usar su cuarto como trastero! Final desenfadado, con tío y sobrino abrazados y amistosos, paseando por Manchester frente al mar.
Es un filme original y con personalidad, con una perfecta dualidad entre el hosco varón golpeado por el destino y su amable contrapunto, que, olvidándose de sus recuerdos, se entrega a los demás; se adivina que, además, va a rehacer su vida.
Película recomendable si se prescinde de prejuicios sobre el director y el actor protagonista, y si se afinan la sensibilidad y la atención.
José María Izquierdo Ruiz
Oviedo
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