Monteviejo, ¡qué buen lugar!
Entre el Naranco y el Aramo, esas majestuosas cumbres asturianas, donde los sonidos de la naturaleza se mezclan con el ruido de las astillas de madera sucumbiendo al noble y tórrido fuego de una parrilla, forjada a hierro y ladrillo, donde el siempre laborioso parrillero, por nombre Jacinto, hace que los ricos olores y los exquisitos sabores sean propicios portadores hasta el paladar del visitante y comensal.
Y allí, casi sin querer, pero llegando a tocar el azul del cielo, en esos días donde el sol rivaliza contigo para decidir quién es el protagonista, podrás descubrir el encanto de saborear excelentes platos, a la par que la belleza del paisaje enamora tu corazón.
Chorizos criollos, costillas, entrecot y chuletón se reúnen ate una carta donde abundan otros tantos manjares para agasajarte de nuestra gastronomía más tradicional.
Jacinto, Luis y Celia; Andrés, Javier, Pelayo y Miguel; junto a Toño coordinando, cada uno en su respectiva función, harán que te olvides de la comodidad de tu casa, porque su premisa es conseguir que tu sentir sea pleno, feliz y satisfecho, logrando que cuando tus pasos abandonen el lugar, tu mente esté pensando en volver a regresar.
Juan Ángel Moreno
Oviedo
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