Way of life

10 de Febrero del 2017 - Fernando Martínez Álvarez (Grado)

Todos aspiramos a ser alguien y ninguno quiere ser nadie. Así, mucha gente, desafortunadamente, se siente frustrada en su particular cruzada por la significación personal.

El actual sistema elitista, de rangos, solamente permite a un selecto y pequeño grupo de personas ver cumplidas sus aspiraciones de consideración social, de poder, económicas o de cualquier otra índole.

Cuando se llega a ser un miembro del círculo de los ganadores, el que esté en él quiere conservar sus privilegios tan duramente ganados y trata de mantener a los demás afuera, tanto como pueda.

Y los que están fuera persisten en su batalla para tratar de entrar. Perseverarán en ello mientras mantengan su deseo dirigido a pretender ser alguien.

¿Cómo es posible practicar la virtud de la humildad en un mundo tan competitivo, tan valorador del ganador/coge/todo?

Tristemente, la humildad siempre es una cualidad admirable en los otros, en los demás, sobre todo porque nos hace sentirnos a salvo, a gusto, con esa gente que es sumisa y dócil. Pero cuando se trata de nosotros mismos la consideramos como un impedimento para el éxito.

La humildad se nos muestra como un concepto extraño en nuestra forma de vida capitalista, pero el sentido claro de la finalidad en la vida no se encuentra entre los artificios del éxito.

Las ambiciones personales de fama, poder y riqueza son desacertadas, porque finalmente sólo conducen a la desilusión y a la decepción, más que a la realización.

Los engaños y espejismos que pueda ofrecernos el éxito nunca van a ser capaces de llenar un existente vacío interior de sentido y valor.

El orgullo es egoísta y destructivo, opuesto al descubrimiento del sentido, pues alimenta la elevación de uno mismo sobre los demás. Y finalmente conduce a la soledad y a la autodestrucción, por haber traspasado las fronteras, pisando a los otros para conseguir estar delante o arriba.

Orgullo, vanidad, autocomplacencia, arrogancia, jactancia, egotismo, soberbia..., nunca bajan de donde suben, pero siempre acaban cayendo de donde subieron.

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