Emoción
Me gusta, me presta, el recibir noticias sobre algo que escribí de antaño sobre Oviedo. Y así hoy me hago eco de ello y lo expongo al resto de los posibles lectores de LA NUEVA ESPAÑA, mi periódico de toda la vida.
Así, me emocionó recibir la llamada de un yerno de Manolo, hijo este último de Rita la lechera, cuando escribí sobre su casa enfrente de Santa María del Naranco. Llamaba en nombre de su familia política, la cual, me decía, se reunía con frecuencia y todos ellos habían leído lo que yo había escrito de la abuela Rita y sus hijos.
La segunda noticia fue esta semana al enviarme un WhatsApp un sobrino de los encuadernadores de la calle de la Luna, verdaderos artistas en la reconstrucción de viejos libros. Afirmaba que uno de sus tíos labraba en letras de oro, como siempre se dijo, "como nadie", como así consta en los libros que presenté de los "Viajes morrocotudos".
Gracias a estas dos muestras de cariño de quienes respondieron como gratitud a mis recuerdos. Con afecto.
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