Pacto contra la violencia doméstica
"Te voy a dar donde más te duele..." Fue la última frase que tras la discusión le lanzó a su mujer para inmediatamente después coger en brazos a su propia hija de un año y lanzarse al vacío de un patio de Hospital.
La noticia sobrecoge, resquema en el alma y nos deja estupefactos. ¿Qué ha tenido que pasar por la mente de ese hombre para cometer tamaña barbarie? Es poco comprensible que este infame acto pueda ser una reacción humana. Pero cada vez asistimos con más frecuencia a no pocos casos reales en los que el maltratador da un paso más en su execrable delito, proyectando su odio hacia sus propios hijos como la fulminante manera de humillar y dañar en lo más profundo a la mujer/madre.
Han transcurrido poco más de 45 días del nuevo año y en España ya han sido asesinadas diez mujeres víctimas de agresiones de naturaleza machista. De nuevo avanzamos a un ritmo insoportable en una negra estadística que en el 2016 registró 44 muertes violentas. Las escalofriantes cifras, tras las que se hallan dramas definidos con nombres y apellidos vienen a confirmar deficiencias de la ley integral contra la violencia machista, aprobada en el año 2004, sobre todo al prevenir y detectar situaciones de riesgo que derivan en tragedia.
El ministro de Interior reclama ahora un pacto de Estado contra esta terrible lacra que nos avergüenza a todos los españoles como sociedad. Pero mientras la maquinaria legal avanza se requieren actuaciones inmediatas que revisen unos protocolos que hasta el momento evidencian poca eficacia.
Es cierto que a muchas de las víctimas de la violencia machista les cuesta denunciar su situación, pero también resulta inaceptable que en un alto porcentaje de los asesinatos del año pasado había una denuncia por medio y aun así ni la justicia ni los cuerpos de seguridad pudieron salvar a las mujeres amenazadas.
Porque las manos que clavan cuchillos, que golpean los rostros, están saturadas de celos, de obsesión, de poder y, también de miedo y de rabia ante la posibilidad de perderlo. La mujer les pertenece. La mujer es un cuerpo al servicio de su placer... y buena parte de la sociedad aún les susurra que tienen razón. Hay, además, un sinfín de expresiones que destilan esa percepción.
Por tanto, la propuesta de pacto general de todas las formaciones políticas deben marchar por la vía más rápida posible hasta su aprobación y aplicación con el presupuesto necesario. Vistos los efectos, no hay demasiado tiempo que perder.
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