Figueira da Foz, playa portuguesa y algo más
El río Mondego, tras sus últimos veinte kilómetros después de pasar por Coimbra, llega al Atlántico en Figueira da Foz. Y lo hace de una manera espléndida en sus dimensiones y en el atractivo de un paisaje muy abierto, con el estuario del río separado en dos brazos por la presencia de una amplia isla. Al fondo se ven los cultivos de arroz en las riberas del río, y hacia la boca, una heterogénea zona de marismas y salinas en la margen izquierda combinada con los almacenes, grúas, diques y dársenas del complejo portuario de mercancías, pesca, astilleros y embarcaciones deportivas en la orilla derecha.
El enorme puente principal que atraviesa la ría de Norte a Sur con la autovía y las líneas férreas es imponente; tiene el nombre de su ingeniero, Edgar Cardoso, y es el primero atirantado que se hizo en Portugal, en 1983, y que luego fue mejorado en 2003. Está situado a unos ochenta metros por encima del nivel del agua y, con una anchura de veinticinco metros, tiene mil cuatrocientos cuarenta de longitud, entre el puente propiamente dicho y los viaductos volados de acceso por las dos partes.
La ciudad, creada en el siglo XX con la acumulación de tres pequeñas poblaciones preexistentes (Buarcos, Maiorca, Tavarede) y la nueva irrupción urbanística, tiene en la actualidad unos 35.000 habitantes, que aumentan mucho en verano. Una inmensa y ancha playa, que se extiende a lo largo de toda la ciudad, se acompaña de un paseo marítimo, centrado en ángulo en el Forte de Santa Catarina, del siglo XVI, entre edificaciones modernas de la línea de la playa, en la que destaca un hotel-rascacielos que llama mucho la atención en el paseo, extendido hasta Buarcos.
En esta freguesia (parroquia) de Buarcos, unida a la ciudad, hay restos de otra fortaleza y está la iglesia de la Misericordia y otras edificaciones históricas. En la parte antigua de la ciudad se puede ver un par de palacios, el de los Sotto Maior, de estilo francés y construido a principios del siglo XX, y la Casa del Palacio. La población tiene un enorme parque y varios jardines y paseos céntricos; y, por otra parte, una oferta turística y vacacional importante, con teatro, casino, aquapark, "health club" y Centro de Artes y Espectáculos, que hacen de Figueira da Foz un conocido y frecuentado referente de veraneo y vacaciones.
Es, además, una ciudad con actividad industrial, sobre todo en su complejo fabril de celulosa, fibra de papel y otros productos derivados, con más de mil empleados; un puerto pesquero relevante, astilleros, cargas de graneles y líquidos, así como más pequeñas empresas de diversa índole que le dan dinamismo a la ciudad, de ocio y del negocio.
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