Urdangarín, Rato y la opinión pública
Jurídicamente correcto y socialmente escandaloso. Así se podría definir el auto de la Audiencia de Baleares que acuerda la libertad provisional de Iñaki Urdangarín y Diego Torres por entender que no concurren los requisitos para adoptar una medida tan gravosa y restrictiva de la libertad personal, como es la prisión provisional.
Según autorizadas declaraciones, no concurren motivos suficientes que justifiquen la prisión en este momento. Tampoco existe riesgo de destrucción de pruebas, porque ya han sido juzgados; han hecho frente al pago de las multas y la responsabilidad civil derivadas del delito; asimismo, no parece que se sustraigan a la acción de la Justicia, puesto que han comparecido a cada uno de los llamamientos judiciales y su arraigo está acreditado y, por si fuera poco, la sentencia aún no es firme. Argumentos de peso que avalan la decisión de las magistradas.
Sin embargo, y a pesar de todo ello, la contestación popular a la decisión jurídica no se ha hecho esperar. Argumentando que "la justicia no es igual, para todos" y que "a los ricos les sale gratis robar", se pueblan las redes sociales, el bar de la esquina y hasta las tertulias radiotelevisivas de juristas aficionados que lamentan que los corruptos salgan indemnes, precisamente el mismo día en que la Audiencia Nacional condena a Rato y Blesa por el caso de las tarjetas "black".
El indiscutible peso simbólico del caso Nóos, dada la vinculación de los implicados con la Casa Real, hace que el proceso sea observado con lupa, y así sucederá hasta su desenlace definitivo, ya que ahora empieza la fase de recursos.
Innegable es también el peso político de que Rodrigo Rato, exvicepresidente del Gobierno y rostro clave en la etapa de José María Aznar al frente del Gobierno --amén de director gerente del FMI, lo que aumenta su proyección pública--, haya sido condenado a prisión. Como en el caso Nóos, el proceso judicial aún no ha concluido, por lo que todavía se desconoce si Rodrigo Rato y Miguel Blesa acabarán entrando en la cárcel.
Personalmente confieso mi decepción por la sentencia de las tarjetas "black". Y no porque las penas impuestas a Rato y Blesa y los otros 63 moradores de la cueva de Alí Babá en Caja Madrid-Bankia me parezcan más o menos severas. Seguramente, como en el caso de la hermana y del cuñado del rey, se ajustan a derecho, sino por lo que representaron en su día este grupo de personas, ya que lejos de tratarse de un problema de comportamientos perversos individuales, era toda una cultura del enriquecimiento rápido ue dañaba con malísimos ejemplos nuestra sociedad.
Concretamente de Rodrigo Rato puede decirse, en honor a la verdad, que ha sido una de las personas con más poder real en nuestra historia reciente.
Finalmente, un conocido profesional de la judicatura acostumbra a decir que en España no hay justicia; que solo se aplican las leyes. Bienvenido sea, pues, todo el peso de la ley y caiga sobre todos los culpables sin excepción para evitar que aquellos errores --y horrores-- vuelvan a producirse futuro en nuestro país.
Piedras Blancas, a 1 de Marzo de 2.017
José Antonio GUTIÉRREZ GLEZ.
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