España, el primer país europeo en insultar a Taiwán
Hace apenas diez días el Consejo de Ministros autorizaba la extradición de doscientos arrestados en la Operación Wall a China, lo que ha generado tensiones entre España y Taipéi. ¿El motivo? Los deportados son ciudadanos taiwaneses y no chinos.
El Gobierno de España ha violado el Principio de Nacionalidad y cedido ante las presiones de China para juzgar a doscientas personas en un país al que no pertenecen, enviando a los ciudadanos taiwaneses a un país en el que seguramente serán condenados de forma más estricta, pudiendo llegar a sentenciarse la cadena perpetua. ¿Pero qué son doscientas personas a cambio de una buena relación comercial con China? Algo así debió pensar el presidente Mariano Rajoy.
Desde 1949 Taiwán posee fronteras reconocidas, más de 23 millones de habitantes, un sistema educativo y de transportes propio, servicios públicos y soberanía sobre su territorio. Está consolidado como la cuarta potencia económica asiática y posee reconocimiento externo como país independiente... excepto, claro, cuando China dice lo contrario. Es entonces cuando España -primer y único país de la Unión Europea- aparta la vista y hace oídos sordos ante leyes tan graves como la Ley de Antisecesión, aprobada en China, y que permite al país cualquier ataque militar contra Taiwán.
¿No sería de justicia poética que dejásemos a nuestro presidente en manos del gobierno taiwanés?
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