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La amenaza de los lobos al paraíso

25 de Marzo del 2017 - María Gloria Álvarez Nieto (Posada de Llanes)

En relación a la noticia del día 3 de este mes de marzo, en la cual apareció asesinado y devorado un ser en peligro de extinción (asno o burro) en el patio de un colegio de Belmonte de Miranda, donde se supone que acuden a clase y es su patio de recreo de niños pequeños, yo hago la siguiente pregunta a la opinión pública: qué seguridad tienen los padres y profesores de que no sufren este mismo ataque los niños, padres y profesores que allí acuden diariamente.

El asno, que es un animal que nos ayudo a través de los tiempos a la evolución del ser humano, ayudándonos al desarrollo económico y como personas, un animal bonachón, amable, agradecido y que fue vilmente asesinado por estos cánidos, llamados lobos, que hoy nos están invadiendo y destrozando la economía primaria, sin aportar nada en la mayor parte de la península Ibérica y que es cuestión de tiempo que sea entera; debido a su súper población, pues hay muchos más de los que la gente dice y los científicos creen.

¿Qué seguridad pueden tener los habitantes de las zonas rurales, los excursionistas y el turismo en general para poder transitar por sendas, caminos, montañasn con sus hijos o mascotas y no ser atacados?

Debido a los ataques del ganado menor, ¿qué pasaría si se rompe la Unión Europea y tenemos que volver a producir para todo el país?, ¿cómo lo haríamos, con la cantidad de lobos que hay en nuestra cordillera y que no nos dejan ningún animal?

Los animales como cabras, vacas, ovejas no se cultivan como las patatas, tienen que nacer y crecer, las reses tardan en recuperarse; ya pensamos que esto es una estrategia de los gobiernos para quitar las subvenciones a los ganaderos, pues les sale más barato a los gobiernos tener lobos que nos coman el ganado, una manera cómoda y gratis de deshacerse de los hombres que dedican trabajo y esfuerzo diario a subsistir, sin robar, ni cobrar paro o ayudas del Estado, una forma de vida milenaria que en el siglo veintiuno nos la quieren quitar.

Nos sustituyen por lobos y a nuestros hijos y abuelos, que ya nos queda claro que miran los censos y comprueban que el campo se vuelve viejo y a la juventud no le dan ni la oportunidad de empezar, y si lo hacen tiene que ser a fuerza de meterles en unos gastos que en años no desquitan, manera de hacerles más dura su carga, ayudas y luego nos lo meten todo por otro lado y siempre paga el tonto; esto es una injusticia social grande, a lo que la gente hace ojos ciegos, pues no interesa ver.

Me gustaría que los ecologistas que cambian a las personas por lobos pagaran ellos los daños de estos animales, dieran su carne y guardasen en su finca propia a estos bichos, que son los que les dan de comer, y no el Principado, que lo pagamos todos; los ganaderos pagan dos veces, una con los animales y otra con impuestos para que los lobos vivan y más tarde maten su forma de vida.

¿Esto qué significa? Que el Principado o los ecologistas cobran tantas subvenciones que quieren más la supervivencia de estos animales que la de las personas, puesto que quieren quitarnos las tierras que hasta ahora se utilizaban para pastos y convertirlas en parques nacionales, no percatándose de que sin esta cabaña ganadera se volverá todo matorrales, con el consiguiente riesgo de incendios incontrolados, no consiguiendo el objetivo deseado.

Una reflexión: ¿qué creen que pasará cuando todos los animales domésticos estén custodiados y protegidos y los salvajes objeto de la caza se desplacen (como está ocurriendo ya) por los cascos urbanos y zonas muy habitadas?

Respuesta: pues, muy sencillo, al no encontrar nada que comer y como no son herbívoros, se aproximarán a los poblados y acabarán atacando a paseantes, mascotas o a todo aquel que pillen desprotegido; como consecuencia de ello, la Administración se verá obligada a su persecución, llevándolos a su segura extinción.

A todos aquellos defensores irracionales de estos animales: ¿no sería mucho más inteligente controlarlos ahora hasta los niveles de los años ochenta, antes de que sean una amenaza para las personas, el ocio, el turismo y, como consecuencia de ello, los acaben exterminando por completo?

Con esto quiero hacer un llamamiento a toda la sociedad asturiana y en especial a sus defensores acérrimos, que hagan una reflexión y sean realistas de seguir en la actual situación.

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