Ideas desde la familia para superar la ideología de género
En un momento como el actual, en el que la facilidad de acceso a los medios de comunicación e información tiene la contrapartida de recibir de estos cantidad de mensajes, datos, opiniones que son equívocos o manipulados, es necesario saber elegir correctamente entre todos ellos para recibir información –y, sobre todo, conocer adecuadamente– acerca de los temas de interés general para poder llegar a poseer una opinión propia, sin dejarse arrastrar por lemas y tópicos que suelen constituir meras simplificaciones interesadas.
Esto sucede, como ya he tenido oportunidad de escribir, con relación a la familia, que recibe el embate de la combinación de la ideología de género, oficialmente introducida en España con la presidencia del malhadado Rodríguez Zapatero, y la presión político-mediática del lobby LGTBI, de forma que trata de imponer no sólo el lenguaje políticamente correcto, sino su visión del hombre (por supuesto, me refiero al género humano, en sus dos sexos), tratando de arrinconar a quienes no comparten sus ideas en las celdas (aún no materiales) de la supuesta violación de derechos humanos y la que denominan homofobia (aunque morfológicamente se refiera a la inquina por lo igual).
Precisamente para evitar caer en esa trampa ideológica de la condenación, me gustaría apuntar unas sencillas notas que sirvieran de nivel mínimo de información antidictadura de ideología de género.
1ª idea. La familia, natural e históricamente, ha estado constituida por la presencia de un hombre y una mujer, de los que nace un niño (o lo adoptan como propio, y aunque las circunstancias de la vida lo modifiquen, muerte, separación), pues, en primer lugar, la biología y, en segundo lugar, las protecciones de la especie nos han traído hasta el día de hoy, podemos decir que con bastante éxito. A partir de aquí, las denominadas nuevas familias (a pesar de verse recogidas en los emoticonos de Whatsapp) constituyen derivaciones de relaciones homosexuales o de técnicas de laboratorio que, de forma evidente, no llegan a completar la esencia única de la familia natural.
2ª idea. La expresión formal de la familia se encuentra en la institución del matrimonio, como manifestación, privada y pública, del compromiso vitalicio entre un hombre y una mujer, abierto a la vida. Precisamente la solemnidad (publificación) de la celebración viene a responder al compromiso ante la sociedad de lo que éste considera como un bien para su propio desarrollo y persistencia. Ése es el sentido del artículo 16 de la Declaración Universal de Derechos Humanos.
Lo que se aparte de ese matrimonio no constituirá tal, sino uniones de otro tipo entre personas, por mucho que leyes transitorias las equiparen. A este respecto es necesario recordar que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha negado la condición de tal derecho humano a la unión homosexual en su sentencia de 16 de junio de 2016 (Rêquete 40183/07, "Affaire Chapin et Charpentier v France").
3ª idea. El respeto de los derechos a la vida y a la libertad, igualdad sin distinción alguna, de libertad de pensamiento, conciencia y religión, recogidos en la Declaración Universal y en la Constitución española, está basado en la dignidad de la persona humana y por supuesto no constituye violación alguna de aquellos el rechazo y el combate dialéctico de las ideas que se estimen equivocadas y gravemente erróneas por quienes creemos en la familia natural.
4ª idea. El defender ideas, pensamientos o criterios (sobre la familia, el matrimonio, el aborto, los vientres de alquiler) que se aparten de los ideológicos que mantienen grupos minoritarios, así como de determinados actos o actitudes de estos, no supone ataque alguno a sus derechos como persona, sino manifestación de legítima discrepancia sobre la concepción del hombre, en ejercicio, a su vez, del derecho de libertad de expresión, pues el respeto a la persona no es igual a la aquiescencia, a compartir credos.
Sirvan, pues, estas ideas, como apuntaba, para animar a todas las personas a formar su propia opinión, informándose adecuadamente, para, de este modo, evitar la imposición de las dictaduras de lo políticamente correcto, sobre todo en temas fundamentales que afectan al hombre.
José Luis Lafuente Suárez, doctor en Derecho, abogado, vicepresidente del Foro de la Familia de Asturias
Oviedo
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