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Obsesión o trauma

13 de Marzo del 2017 - Conchi Basilio (Gijón)

La ciudad de Nueva York, aunque siga siendo una ciudad fascinante, no deja de ser todo un mito que en aquellos años sesenta y setenta era la ciudad de los rascacielos; también da la impresión de haber sido desde hace tiempo abandonada a su suerte en determinados servicios públicos, el metro está como hace más de 60 años, las aceras desconchadas, asfalto levantado, la limpieza puede ser muy mejorable y en pleno centro de Manhattan, desde la habitación alta del hotel donde te hospedas, se ven los míticos depósitos de agua como en las películas del viejo Oeste, algo increíble en una ciudad como ésta, y no hace tantos meses que he vuelto de allí, lo cual me ha defraudado mucho.

No se trata de hacer el típico viaje donde vas un día a Central Park, otro subes al "Empire State", otro atraviesas el puente de Brooklyn y uno más te llevan a visitar la "Estatua de la Libertad", contándote una larga historia sobre ella que te ocupa casi todo el día y cuando ya casi acaba la excursión hacen una pequeña parada en la isla de Ellis, donde se truncaron tantas historias de personas que lo arriesgaron todo por ir en busca de una vida mejor, hasta este ansiado continente, donde los trataban casi como al ganado y tantos suicidios que había al ser declarados no aptos para entrar en Nueva York, pero aquí apenas te dan una explicación corta y te dejan allí para que tú puedas dar una vuelta por tu cuenta y regreses cuando lo consideres oportuno, este sitio cargado de verdaderas historias humanas, por lo visto no merece la suficiente atención, como la "Estatua de la Libertad", todo es puro marketing.

Si quieres conocer bien esta ciudad, hay que patearla por todos los sitios, de Norte a Sur y de Este a Oeste, metiéndote a comer en los mismos sitios de la gente de a pie, hablar con ellos, intercambiar impresiones y ver la gran admiración que sienten por la Reina Sofía en algunos sectores de la ciudad. No sólo es caminar por la Quinta Avenida, hay muchas otras partes que nadie menciona y que te cae el alma al suelo de ver cómo malviven incluso los propios niños huérfanos y sin techo, y nadie se inmuta.

Lo que de verdad impresiona es la cantidad de policías que hay y de variadas formas, en cada distrito hay una, hasta la que va a caballo, y llegado a este punto he de hacer mención que una vez que llegas al aeropuerto de Nueva York te pasas horas interminables por unos pasadizos hasta llegar a las cabinas de chequeo, donde, además de presentar todos los papeles que van en perfecta regla, vas como turista, y del 90 por ciento del avión, sólo españoles, si les parece te someten a una serie de preguntas sólo porque llevas un apellido que puede coincidir con otros latinos; entonces, ante la duda, te retienen para ver si tienes alguna relación con el narcotráfico de México. Pero todo esto no lo sabes hasta que te dejan libre.

En nuestro caso, llevábamos 24 horas sin dormir y fuimos los últimos en salir del aeropuerto, de ese vuelo de España, la espera, hasta que quedaron plenamente convencidos de que no teníamos ninguna relación con las personas que buscaban, duró casi tres horas interminables, sin ninguna aclaración y sin dejarte mover ni un milímetro.

Esto fue para entrar en la ciudad de Nueva York, pero para salir te hacen descalzar y quitarte todas las cosas que llevas encima y en fila vamos entrando en una cabina que ven hasta si tienes un pólipo en la matriz. Después de salir de ella, a unos les falta el cinturón y a mí un zapato, les haces preguntas y ni te miran.

Un país en el que en 2008 el Tribunal Supremo dictaminó que los ciudadanos estadounidenses tenían derecho a poseer armas, tanto para defenderse como para cazar. Y es que nada menos que 15 de las 25 matanzas más sangrientas de las últimas décadas han ocurrido en Estados Unidos.

La obsesión que tienen es tan grande que van provistos de toda clase de parafernalia y demás distintivos de su poder, y sus propios ademanes y posturas, como si estuviesen en todo momento preparados para disparar; sobre todo desde el 11-S lo que tienen ya es un trauma. Porque en España también tuvimos atentados de gran dimensión, sin dejar de hacer mención a tantos años de lucha contra ETA, pero no tenemos esas obsesiones tan marcadas, los controles se hacen de manera consciente y respetuosa para el turista que nos visita, por eso a cualquier país que vas, si saben que eres español, siempre te dicen: España es diferente.

Y es la pura verdad, todos tenemos defectos, pero la educación y el respeto hacia los demás es algo muy importante, yo diría que indispensable, sobre todo para ir por el mundo dando ejemplo, y viendo lo que tenemos fuera de nuestras fronteras podemos estar orgullosos de nuestra España.

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