Día de la mujer, ¿por qué?
No soy nadie, pero soy todo. Soy madre, hija, hermana, enfermera, cocinera, limpiadora, planchadora, trabajadora, cuidadora, psicóloga, amiga... Como ves, soy una mujer.
Desde que nací tuve que aguantar ser una mujer, porque aún hoy en día ser mujer es ser un ciudadano de segunda, tercera o cuarta en este mundo.
No voy a relatar elocuentemente lo que quiero decir, no porque no sepa, sino porque no quiero. Quiero ser llana, clara, como debiera ser todo en este mundo.
Ha sido el día de la mujer, ¿por qué? ¿Sólo existimos hoy? El día de la mujer es todos los días, porque movemos el mundo. Damos hijos, los hombres tienen su casa y vástagos atendidos gratuitamente, si llegamos cansadas de trabajar a casa todavía tenemos que preparar la cena, si damos buenas ideas en el trabajo se las apropia el jefito (hombre) de turno, tenemos la representación mínima que marca la ley en las empresas, los gobiernos y en los puestos de responsabilidad, ganamos menos dinero trabajando igual que los hombres, ¿por qué?
¡Claro! Llega el político, el simpático de turno o cualquiera de esas especies y comienza a buscar soluciones: la política educativa no es la adecuada, el aborto no debería ser libre, el 25% por ciento de representación, violencia de género y yo los miro y pienso: ese personaje que no está pasando en pleno siglo XXI los incordios de ser mujer, donde hay muchos países que si no llevas un hombre al lado no vales nada, donde quieren aprobar un día al año que te pueden pegar y no sea delito, que todavía hoy en tu casa te dicen que el que trae el dinero es él y tú a callar y estar agradecida, que si hacen una escritura pública a nombre de los dos siempre va el caballero delante como cabeza visible, lo miro y no, no puede hablar por mí, ni por los cientos de miles de mujeres que estamos sufriendo esta situación.
Hoy salió la noticia de una menor que recibió una paliza brutal por parte de su novio y ¿sabéis qué me llamó la atención? Que después de pegarle iba corriendo detrás de él, no la fuera a dejar allí. Me di cuenta de que la concienciación de esta normalidad viene desde la cuna, en la propia familia.
No soporto un hombre machista, pero menos aún una mujer machista, y eso por desgracia es lo que abunda en nuestra sociedad. Que ante las quejas tu madre te diga que tienes que aguantar porque es normal, tu suegra te diga que sibilinamente le lleves de la mano a donde quieras pero que no le cabrees y no se dé cuenta de que hizo lo que querías, que no seas como él mujer, que ya bastante mal lo hace, pero tú tienes que tragar.
No, no quiero que haya el día de la mujer, quiero ser mujer todos los días con mis derechos iguales a los hombres, con mis reconocimientos si ha lugar, no pertenecer a un mínimo de representación porque las mujeres somos muchísimo más numerosas que los hombres, poder elegir, hablar, no ser maltratada ni física ni psicológicamente, con ese maltrato silencioso que tanto cuesta demostrar pero que sufres. Quiero que desde casa veamos con realismo la circunstancia, no dividir las tareas por sexos, no tener que callar siempre las mismas, no ser el sexo débil, porque yo no soy débil, soy sexo femenino, en muchas ocasiones más fuerte que el masculino y que desde ese lugar desaparezcan las mujeres machistas para dar paso a personas en igualdad no diferenciando el sexo al que perteneces porque seso tenemos todos en mayor o menor medida pero no depende de si eres mujer u hombre.
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