Los recuerdos de un maestro: Modesto Berciano
Fui un hijo de su alma, según la metáfora que acostumbraba a repetir Platón cuando hablaba de sus alumnos. Y, en efecto, tuve el honor de ser uno de los ocho alumnos a los que dirigió la tesis en la Universidad de Oviedo, como catedrático de Metafísica.
Como ya se han hecho algunas menciones a la triste noticia de su muerte en algunos periódicos de Asturias y otros diarios digitales, yo, personalmente, deseo unirme al profundo dolor de su mujer y demás familia por una muerte tan repentina, pues sabíamos que hasta los últimos días estuvo perfilando su última publicación.
Considero un privilegio exponer mi fructífera experiencia, tanto personal como intelectual bajo el paraguas y dirección del profesor M. Berciano, a lo largo de tres o cuatro años en los que tuve el honor y la satisfacción de disfrutar de su sabiduría, de la metodología en el trabajo y de sus valores como persona, que jamás podré olvidar.
Mi encuentro con el profesor don Modesto Berciano fue en parte casual, ya que vivíamos muy cerca y porque a la hora de elegir la persona idónea para este trabajo era necesario que en el mismo se dieran previamente ciertas premisas: dominio del autor objeto de la investigación y dominio de los campos filosóficos sobre los que yo habría de trabajar.
Mirando con cierta perspectiva orteguiana aquellos momentos, hoy no puedo estar más satisfecho de la persona elegida: don Modesto Berciano no sólo porque era el catedrático de Filosofía en Oviedo que mejor conocía al autor de mi futuro trabajo (Clemente de Alejandría), sino, y sobre todo, porque su preparación en el campo de la historia de la filosofía era excepcional, tanto en la filosofía antigua y medieval como, sobre todo, en los grandes maestros del siglo XVIII al XX, como Leibniz, Kant, Hegel, Marx, Nietzsche, Heidegger, H. G. Gadamer, Vattimo, Apel, Habermas, etcétera. De todos estos autores recibió información y los trabajó en su propia lengua, ya que fue alumno en la Universidad de Bochum (Alemania), siendo igualmente uno de los pensadores que conocen y estudian la Escuela Hermenéutica, de la que Heidegger había sido su primer mentor. En concreto, el título de su tesis doctoral en Bochum fue "Formas de pensamiento y modos de producción. Su relación con Martin Heidegger".
Sin embargo, sería poco honesto traer a la memoria los recuerdos de este maestro si colocara en la balanza solamente su formación y sabiduría en el ámbito de la filosofía con las que contribuyó a ampliar y profundizar mis aún limitados conocimientos. Por lo tanto, haré justa mención de la condición y cualidades humanas que jalonaban la persona del profesor don Modesto Berciano y que no desmerecían de sus condiciones intelectuales.
Quien le conoció coincidirá conmigo en que gozaba de una natural sencillez y humildad que le convertían en un modelo, tanto en el trato personal como en el ámbito de la didáctica del pensamiento filosófico. Lo cual no suele ser muy corriente cuando se trata de explicar cuestiones de metafísica muy complejas, sin por ello perder un ápice de seguridad y dominio en los temas citados.
Finalmente, decir que terminada su etapa de enseñanza de la Filosofía, pasó los últimos años en Salamanca, donde se formó en parte. Sin embargo, su voluntad última fue descansar en su pueblo natal, Destriana, de la comarca de Astorga (León), al que dedicó un librito con los recuerdos de su niñez, así como de las costumbres, las fiestas, los trabajos del campo, etcétera. De este modo honró con gran altura a su comarca y a sus paisanos.
En definitiva, como alumno, he de reconocer que me siento muy orgulloso: "Un verdadero hijo de su alma" (Platón) por haber disfrutado de tal privilegiado maestro.
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