Gracias infinitas
Que cierta la frase: La vida cambia en un chasquido de dedos. La nuestra comenzó a involucionar progresivamente un 16 de abril de 2015 hacia un final que duele mucho asumir.
Todo estaba controlado, no había nada que pareciera indicar el fatal desenlace; un dolor de abdomen constante durante varios días desencadena en la peor de las noticias, a nuestro padre le detectan un tumor en el esófago (resumiendo las palabras técnicas que nos indicaron); y ahí comienza nuestra involución.
Pruebas, diagnósticos, tratamientos, visitas al hospital durante estos casi dos años nos hicimos un máster en medicina, cualquier palabra o término lo analizábamos y sustraíamos la información necesaria para asimilar tal situación.
Pero entonces, entran en acción los ángeles de la guarda de esta historia, los equipos médicos. Desde el primer instante en el Hospital Valle del Nalón, la atención que recibió nuestro padre fue espectacular; era un diagnóstico complicado para un paciente que a primeras parecía aprensivo, pero que resultó ser todo lo contrario. Una fuerza interior le llevó a aceptar y guerrear contra la enfermedad, un duelo titánico.
Posteriormente derivado al HUCA, donde comenzaría su andadura por esta aventura llamaba cáncer. Tuvimos la suerte de que nos tocara la Doctora Paula Fonseca, y decimos suerte, porque encontrar esa humanidad en persona se hacía impensable en esos momentos. Pero ahí estuvo, con cada palabra, cada gesto de aliento, cada revisión era un signo de resistencia y voluntad frente a esta lacra que nos consume. Nos daba los motivos necesarios para seguir creyendo.
En este punto de agradecimientos, toca la parte verdaderamente humana, quizás se escuchen voces en contra o a favor, pero nosotros siempre alzaremos la pancarta de GRACIAS al equipo del Centro Médico de Valdesoto, con Joaquín y Pedro a la cabeza. El ATS en su función correcta, puntual y siempre atento con nuestro padre. Y el médico aquí nos faltan las palabras. En esta última etapa, quizás la más dura e incomprensible para el paciente y la familia, nos dios una auténtica lección de profesionalidad y vocación. Una atención personalizada, involucrado en cada dolencia a cualquier hora y en cualquier momento, y sobre todo un apoyo psicológico que jamás olvidaremos. Sabemos que tenemos una deuda pendiente con Joaquín, ojalá algún día se le reconozca su gran labor y trabajo.
En estos dos últimos años de incansable batalla y haciendo balance de lo vivido, solo nos queda dar muestras de gratitud a todos los que hicieron posibles los momentos felices junto a nuestro padre. Sabemos que comienza una nueva vida sin él, pero la lección de lucha y coraje que nos ofreció nos hará fuertes para continuar con su legado. Junto con nuestra madre, una campeona y la mejor compañera de viaje que pudo escoger, forjaron la familiar y amistades que desearon y nos mostraron que el único camino posible, es el del esfuerzo y la valentía de seguir remando y consiguiendo objetivos.
Él no los consiguió, pero nos dejó el mejor EJEMPLO de resistencia a no rendirse, de la perseverancia absoluta y la alegría y sonrisa perpetua.
Toda la familia, desde nosotras las hijas, su mujer, padres, hermana y sobrinos estamos inmensamente ORGULLOSOS del final que tuvo, éramos conscientes de lo querido que era (porque no podía ser de otra manera) pero viendo su despedida, constatamos que nos dejó un GRANDE.
Ahora solo nos queda pedir a todos los que le quisisteis que encabecemos una nueva lucha por él. No permitamos que el mundo globalizado y capitalista nos destruya y exijamos a las autoridades que inviertan más en investigar esta terrible plaga, que ahora nos tocó a nosotros pero que mañana puedes ser TÚ; ese será su mejor homenaje.
Como comenzaba, en un abrir y cerrar de ojos todo cambió, pero lo que nunca cambiará, será tu recuerdo y la felicidad que nos diste ¡¡Gracies papi!!
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