Llueve sobre mojado en el Materno
Cuando hablamos del Centro Materno Infantil de Oviedo no deberíamos olvidar que estamos hablando de menores, de niños, de bebés, de personas indefensas que requieren de la ayuda de otros para sobrevivir. Por sus circunstancias personales, seguro que ninguna de ellas fácil ni agradable, cada uno de ellos convierte ese lugar en su hogar, en su casa.
Pues bien, esta casa lleva años sufriendo la absoluta dejadez de las instituciones asturianas. Sin entrar en otras cuestiones que también serían criticables como la seguridad, traslados inadecuados o asuntos relacionados con el personal, es tremendamente desolador el estado en que se encuentra este edificio. Y les recuerdo, estamos hablando de niños.
Para nuestros políticos parece que este asunto es nuevo. Iniciativas, declaraciones y réplicas varias que durante los últimos días han puesto sobre la mesa la situación de este centro. Pero seguro que para las muchísimas personas que habitualmente transitan por esta zona de Oviedo el lamentable estado en que se encuentra el edificio viene de mucho más lejos. Y eso solamente si lo observamos desde fuera. Dentro, donde los pequeños juegan, comen y duermen, la situación no es mucho mejor. Desde 2007 se llevan denunciando goteras por parte de los profesionales del centro y ya en 2015 algunos decían que en el interior llegaba a llover como si estuviesen en la calle.
Y no, no vale poner ahora una ley extraordinaria como excusa. Ni siquiera sirve un traslado que es un mero parche y que parece inadecuado. No sean crueles y piensen por un segundo en lo que están hablando y de quién están hablando. Esos niños no entienden de leyes de crédito, de financiaciones ni de estériles debates políticos. Ni siquiera entienden de cambios, su hogar no puede ser hoy uno y mañana otro en función de que se pueda o no arreglar un simple tejado. Es cuestión de prioridades. Es cuestión de sensibilidad y calidad humana. Si alguien ahí arriba, en los sitios donde se toman decisiones, aún entiende de eso, que actúe por favor en consecuencia.
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